domingo, 28 de julio de 2013

UNA DEUDA HONRADA CON CRECES

¿TRATADO DE ITAIPÚ ESTÁ SUJETO A PRINCIPIOS UNIVERSALES?

Una deuda honrada con creces

Por Juan Antonio Pozzo Moreno.
Publicado en el Suplemento Económico de ABC Color del domingo 28 de julio de 2013

Forzando el derecho de adquisición, derecho reconocido a ambas Partes en el Artículo XIII del Tratado de Itaipú, la energía no utilizada por Paraguay es cedida obligatoriamente a la Eletrobrás que la revende al mercado brasileño por varias veces su costo de adquisición.
A pesar de la Declaración del 25 de julio de 2009, que reconoce “la conveniencia de que la ANDE pueda gradualmente, a la brevedad posible, comercializar en el mercado brasileño, energía de Itaipú correspondiente a los derechos de adquisición del Paraguay”, el socio condómino sigue sin darse por aludido y continúa comercializando en su beneficio la energía paraguaya con pingües beneficios. Entonces cabe preguntarse si el Tratado de Itaipú está sujeto a los principios universales del Derecho Internacional Público, de la Convención de Viena y si sirve de ejemplo para otros emprendimientos de iguales características.
La compensación
La compensación por la cesión de energía en el Tratado de Itaipú de 1973 formaba parte del costo de servicio de electricidad y obligaba al copropietario paraguayo a participar de su pago de modo que la estatal brasileña pudiera aprovechar gratuitamente el copioso excedente.
Recién desde la Nota Reversal Nº 4, del 28 de enero de 1986, el importe correspondiente a la compensación quedó “incluido exclusivamente en la tarifa a ser pagada por la Parte que consuma la energía cedida”. Desde entonces, el Tesoro brasileño se responsabilizó del pago de la irrisoria compensación en vez del justo precio acordado en el Acta final de Foz de Yguazú del 22 de junio de 1966.
De esta manera la producción de Itaipú, excepto una mínima porción destinada a la margen derecha, es aprovechada por la Eletrobrás sobre cuyos consumidores, de acuerdo con la Dirección Financiera Ejecutiva de Itaipú, recae necesariamente el 96% del pago de la sobredimensionada deuda y solo el otro 4% sobre los consumidores paraguayos.
No obstante, para Jeffrey Sachs entre 1985 y 2012 Paraguay cedió a la Eletrobrás 887 millones de megavatios hora de energía (el récord de producción de Itaipú en el 2012 fue 98,2 millones de megavatios hora). Una cantidad más que suficiente para cancelar la parcela de la deuda que como copropietario de la entidad binacional corresponde al Paraguay.
Tesis brasileña
La tesis brasileña de que Itaipú vende la energía que genera y no Paraguay ni Brasil y el consecuente ingreso por la venta sirve para pagar el costo de servicio de electricidad causa al desprevenido la impresión de la autonomía de Itaipú. En realidad, Brasil administra la entidad binacional a través de las direcciones ejecutivas Técnica y Financiera imponiendo la producción, la medición, el monto y el pago de la deuda. Por si fuera poco, la tarifa recomendada por el Comité de Estudios de Evaluación del Costo Unitario del Servicio de Electricidad de Itaipú (CECUSE), para el año 2012, no pudo entrar en vigencia por la negativa del Gobierno brasileño.
Igualmente, por el hecho de no asumir la margen derecha compromisos financieros para la construcción de la obra no le exonera al Estado paraguayo de la responsabilidad de la deuda adquirida en su condición de copropietario de la binacional. Los gobiernos pos Itaipú se cuidan de no incluir este pasivo como parte de la deuda externa para mantener al mínimo el nivel de endeudamiento y causar una buena impresión internacional. Todo ello, comprometiendo la copropiedad de Itaipú.
Si por cualquier razón las amortizaciones y las cargas financieras de la deuda de Itaipú no pueden ser honradas, parte de la responsabilidad recaerá necesariamente en el Estado paraguayo como la otra Alta Parte Contratante. El discurso que los exonera del compromiso solo es comparable a aquel que la guerra no era contra el pueblo paraguayo sino contra el Gobierno de López cargando al estoico pueblo paraguayo la abrumadora deuda de guerra impuesta por la Triple Alianza.
Profunda asimetría
Para corroborar la profunda asimetría, con potestades asumidas de facto, la compañía brasileña Eletrobrás en un extenso aviso publicado en el Financial Times de Londres en octubre de 2008, sin mencionar a Paraguay, destacaba su ingreso a la bolsa de Nueva York. Mientras, con una discreción poblada de ecos en los recovecos de la alta dirección, se suele escuchar que solo los paraguayos tontos creen que Itaipú es también de Paraguay.
Permanentemente se menciona que por la incapacidad de Paraguay de aportar los recursos y garantizar las financiaciones el Brasil asumió la responsabilidad financiando el proyecto y prestando, mediante el Banco de Brasil, el capital para la ANDE. Es importante señalar que ello no le otorga de ninguna manera a la margen izquierda la propiedad de Itaipú.
¿Por qué Paraguay debía aportar los recursos y garantizar las financiaciones en un emprendimiento exclusivamente brasileño? ¿Acaso no era más que suficiente el aporte del agua del Paraná?
Después de varios intentos –que incluían el desvío del río Paraná por territorio brasileño y una invasión militar que ocupó Puerto Renato para apropiarse de las cataratas del Salto del Guairá– sin otras alternativas más propicias la margen izquierda, con la oportuna injerencia del presidente de los Estados Unidos Lyndon B. Johnson y su canciller Dean Rusk, optó en el Acta de Foz de Yguazú, el 22 de junio de 1966, por el condominio del Salto del Guairá que se extendió al limítrofe río Paraná. Concomitantemente, el Gobierno militar tuvo que retirar su tropa de territorio paraguayo.
Sin las aguas paraguayas del Paraná la productora de electricidad más grande del mundo sería una utopía. Sin embargo, según el objeto y fin del Tratado la energía producida por el aprovechamiento hidroeléctrico debía ser “dividida en partes iguales entre los dos países” (Art. XIII). Lamentablemente, amañado en su contexto, el Tratado de Itaipú se instrumentó para derivar casi la totalidad de la producción energética a la margen izquierda.
Los compromisos asumidos por Brasil y que de rebote impactaban al Paraguay estaban centrados en deudas varias veces reprogramadas y que a pesar de ser honradas no dejaban de crecer.
Pasivo dividido en tres partes
Finalmente, por acuerdo del 31 de marzo de 1997, la deuda con la Eletrobrás quedó arreglada en US$ 16.225 millones en moneda local a una tasa de interés del 10% y saldo deudor corregido respecto a la inflación brasileña, convertida en moneda americana, indexada a la tasa de inflación de los Estados Unidos como Factor de Ajuste. El pasivo fue dividido en tres partes:
- Línea A: US$ 4.193,5 millones deuda vencida, difundida por la prensa como “deuda espuria”, a ser pagada a partir de enero/97 hasta septiembre/2001; interés 4,1%.
- Línea B: US$ 10.250,480 millones deuda a vencer, a ser amortizada a partir de abril/2001 hasta el año 2023; interés 7,5%.
- Línea C: US$ 1.781 millones deuda a vencer, a ser amortizada a partir de enero/2007 hasta el año 2023; interés 4,1%.
La Línea A, precipitadamente, fue totalmente pagada. Sin embargo, desde 1997 no se amortizó ni capital ni intereses de la Línea B. La capitalización al 2001 elevó la deuda de US$ 10.250.480.774 a US$ 15.024.903.624.
La capitalización de la Línea C, al final del periodo de gracia de 10 años, ascendió de US$ 1.781 millones a US$ 3.105.085.730.
Debido al cronograma de pagos, al final del 2006, el monto renegociado aumentó en US$ 6.098, 5 millones por intereses capitalizados y ajustes monetarios.
Otros préstamos más con la Eletrobrás –“conclusión de obras“, US$ 181.577.200 e instalación de las “unidades 9A y 18A“, US$ 190.099.600, un total de US$ 371.676.800 (Contratos 1627/97; 1628/97)– fueron incluidos en la renegociación del 31 de marzo de 1997.
Sin embargo, a pesar de abonarse puntualmente las cuotas correspondientes a 1997, 1998, 1999, 2000, 2001, 2002, 2003, 2004, 2005, 2006 y 2007, un total de US$ 14.819,5 millones (ABC Color 2 octubre 2011), el saldo deudor con la Eletrobrás seguía creciendo como bola de nieve:
- Eletrobrás: US$ 17.037,5 millones (ABC 2 octubre 2011)
- Otros: US$ 2.445,2 millones
- Total Itaipú: US$ 19.482,7 millones (ABC Color 31 diciembre 2007)
Es importante considerar que el 85,7% de la deuda de Itaipú es con la Eletrobrás.
Esta ingeniería financiera, abusiva desde todos los ángulos, solo sirve para beneficiar a la Eletrobrás y no al pueblo brasileño. El doctor Jeffrey Sachs, director del Earth Institute de la Universidad de Columbia, corrobora el latrocinio sospechado desde siempre. Los millones de megavatios hora de energía paraguaya cedidos casi gratuitamente al socio condómino ya fueron más que suficientes para honrar con creces la deuda contraída como copropietario de Itaipú.
Rebote
Los compromisos asumidos por Brasil y que de rebote impactaban al Paraguay estaban centrados en deudas varias veces reprogramadas.
Pasivo
Los gobiernos pos Itaipú se cuidan de no incluir el pasivo como parte de la deuda externa para mantener al mínimo el endeudamiento y causar buena impresión.
Pago
El Tesoro de Brasil se responsabilizó desde 1986 del pago de la irrisoria compensación en vez del justo precio acordado en el Acta final de Foz de Yguazú. 

domingo, 7 de julio de 2013

LA HISTORIA REAL DE ITAIPÚ

La otra historia

Publicado en el Suplemento Económico de ABC Color el domingo 7 de julio de 2013.
 
La historia oficial relataba que, mediante una concesión graciosa, fraternalmente, Brasil consintió compartir con Paraguay el aprovechamiento hidroeléctrico de la usina Itaipú. El discurso señalaba, hasta con picardía, que Paraguay solo puso el agua y que Brasil corría con el financiamiento de la obra. También la versión destacaba que el vecino país sacrificando otras alternativas más auspiciosas decidió por el condómino río Paraná para el aprovechamiento conjunto del emprendimiento. Para el oficialismo gobernante Itaipú era sin dudas una conquista más del fructífero gobierno.
No obstante, la historia real era diametralmente opuesta: Brasil no teniendo otra opción mejor para atender su creciente demanda energética no tuvo más remedio que compartir con Paraguay, un socio no deseado, el aprovechamiento hidroeléctrico del limítrofe río Paraná. Para esquivar la sociedad, una solución consistía en desviar el curso del caudaloso río y como alternativa extrema, la solución militar concretada en Puerto Renato con la finalidad de apropiarse de las cataratas del Salto del Guairá, en territorio paraguayo, para su explotación unilateral.
Sin embargo, a decir verdad, el presidente João Goulart (1961-1964) fue la excepción. En efecto, el 19 de enero de 1964, en la represa Tres Marías, Minas Gerais, acordó con su similar paraguayo sobre todos los aspectos generales relativos al aprovechamiento conjunto del potencial hidroeléctrico de los Saltos del Guairá. El golpe militar que lo derrocó poco después dejó en aguas de borraja la intención del justo gobernante brasileño.
Conviene destacar que Itaipú, como empresa binacional, puede adquirir préstamos, pagar sus deudas con la venta de su producción y asumir compromisos.
Debe quedar en claro que Itaipú se financió a sí misma, infelizmente, con préstamos usurarios de la Eletrobrás y del Tesoro brasileño y no con aportes como lo exige el tratado. La devolución de estos préstamos inflados por la magia de la ingeniería financiera brasileña -honrados suficientemente según el doctor Jeffrey Sachs- continuará irracionalmente hasta el año 2023.
Brasil, desde el Tratado de Tordesillas de 1494 -primero como colonia portuguesa, después como imperio y a partir de 1889 como república- se expandió desmesuradamente, siempre al margen del derecho internacional, a expensas de sus vecinos. De 2 millones de Km2 iniciales hoy abarca una superficie territorial de más de 8 millones 500 mil Km2.
Es importante señalar que a lo largo de su historia nadie perjudicó tanto al Paraguay como el Brasil.
Durante la época colonial, desde San Pablo, a través de los bandeirantes, verdaderos piratas terrestres, secuestraron y sometieron a las poblaciones nativas de la Provincia del Paraguay para emplearlos como esclavos y después adueñarse de sus asentamientos.
En la Guerra Guazú, con el ejército imperial organizado a partir de esclavos obligados a participar de la guerra, destruyó a la primera y más próspera república de Sudamérica. En esta ocasión, luego de inmolar a casi la totalidad de la población paraguaya se apropió de más de 62 mil Km2 de su más promisorio territorio.
En 1965, con varios batallones dependientes del cuerpo de ejército con asiento en Curitiba, irrumpió en Puerto Renato con la finalidad de controlar los Saltos del Guairá. La oportuna participación del presidente Lyndon B. Johnson y de su canciller Dean Rusk frenaron la desafortunada intervención brasileña.
En 1973, con un tratado hecho a la medida, consiguió disponer de la hidroelectricidad paraguaya a ser generada en Itaipú.
No obstante, en todos los casos no se pueden adjudicar estos atropellos al Brasil, especialmente en Itaipú. Muchos, hoy prósperos compatriotas, colaboraron y siguen colaborando estrechamente en la promoción de los intereses brasileños.
Los negociadores paraguayos y el gobierno no titubearon en aceptar las desatinadas condiciones impuestas por el Tratado de Itaipú de 1973 y, como si fuera poco, para subrayar el desaguisado, el Congreso Nacional, controlado por la mayoría oficialista, ratificó el leonino acuerdo.
Después de 1989, para coronar la entrega de la soberanía energética, juristas paraguayos pagados por Itaipú, Yacyretá y la ANDE, se encargaron de anular sendas leyes orientadas al control parlamentario. Obviando prescripciones constitucionales, también se empeñaron en obstaculizar el acceso de la Contraloría General de la República en los noveles estados binacionales.
Para parcelas del frente interno, con fuerte influencia de los históricos entreguistas, la deuda reclamada es una tontería manipulada por la prensa, el tratado es justo y el prestigioso economista Jeffrey Sachs opina sin conocer a profundidad el tema.
Los mismos, encuentran sumamente favorables el statu quo y suficientes las regalías provenientes de Itaipú. Lo favorable en realidad son los beneficios que recibieron de la binacional, a buen recaudo en los paraísos fiscales. Todo ello, mediante la pauperización de la cada vez mayor cantidad de paraguayos en situación de extrema pobreza que pululan en el campo y en la periferia de las ciudades.
Mientras, la defensa nacional -carente de una mínima capacidad disuasiva por la negativa de los políticos de aprobar un mínimo programa de diez años de unos US$ 500 millones- sigue apostando cada vez más en una diplomacia sin el sostén de la fuerza, en un incierto escenario regional que prioriza lo político a lo jurídico y que apuesta a un desarrollo sin seguridad.
Y cada vez más lejana la capacidad de autodeterminación del pueblo paraguayo.
Pícaros
El discurso señalaba, hasta con picardía, que Paraguay solo puso el agua y que Brasil corría con el financiamiento de la obra.
¿Quién?
Itaipú se financió a sí misma, con préstamos usurarios de Eletrobrás y del Tesoro brasileño, no con aportes como lo exige el tratado.
(*) Autor de los libros Itaipú, la apropiación indebida. Itaipú, una victoria bien brasileña e Itaipú, historia de un fraude.