sábado, 30 de noviembre de 2013

El Tratado de Itaipú: Una victoria bien brasileña

01 de Diciembre de 2013 | ITAIPÚ

Un Tratado hecho a la medida de los intereses brasileños

Transcribimos en este número la conferencia que dictó el general (R) Juan Antonio Pozzo Moreno (juanantoniopozzo@gmail.com) el día 12 de noviembre del presente año en la subsede San Ignacio de la Universidad Católica.
Itaipú es una empresa de Brasil y Paraguay que produce energía eléctrica a partir de las aguas de río Paraná.
Aunque caracterizada como una central hidroeléctrica binacional, solo lo es nominalmente ya que la entidad –aparentemente binacional– la controla y la aprovecha casi en su totalidad el Brasil.
También el río Alto Paraná, dominio o posesión de los dos países, es el límite que separa por el Este a Brasil de Paraguay.
Los prolegómenos de Itaipú
Itaipú se origina en la creciente demanda energética brasileña. Urgía a sus gobernantes la construcción en el cauce del Paraná limítrofe una usina hidroeléctrica al no disponer en su territorio de otro curso de agua con similar potencial.
El Brasil siempre se negó a compartir el proyecto con Paraguay. Para evadir el consorcio, sus ingenieros calcularon el desvío del cauce del caudaloso río Paraná por territorio brasileño. Como última ratio el Gobierno militar, que destituyó a João Goulart en marzo de 1964, apeló en junio de 1965 a la invasión militar en Puerto Renato de modo a asegurar el control de la fuente energética por excelencia: las cataratas del Salto del Guairá asentadas en territorio paraguayo. Excepto el presidente João Goulart, no se conoce otro mandatario brasileño que haya aceptado de buen grado compartir equitativamente el futuro emprendimiento binacional con Paraguay.
Luego de la invasión, indiferente a las protestas diplomáticas paraguayas, solo la oportuna intervención del presidente Lyndon Johnson y su canciller Dean Rusk pudo conseguir el retiro voluntario de la tropa brasileña y la concreción de un acuerdo justo: el Acta Final de Foz de Yguazú del 22 de junio de 1966. En el documento quedaba establecida la división en partes iguales entre los dos países de la energía a ser generada por la futura hidroeléctrica. La energía no utilizada por Paraguay sería cedida al socio condómino por un precio justo.
Una abyecta defección
Años después, en el Tratado que creaba el 26 de abril de 1973 la Itaipú Binacional para el aprovechamiento conjunto del río Paraná, el derecho de preferencia para adquirir la energía excedente por un precio justo, acordado en el Acta Final, fue modificado por el derecho de adquisición a cambio de una irrisoria compensación que debía ser abonada por Itaipú (¡!).
El Tratado, además, insólitamente autorizaba a la seguridad brasileña a intervenir en la margen derecha. Por si fuera poco, una Nota Reversal –adicional el Tratado– repartía los principales cargos de la Dirección Ejecutiva entre los funcionarios brasileños. De esta manera Itaipú se entregó al Brasil.
Los negociadores paraguayos (¿?) se encargaron de aceptar los términos del leonino acuerdo y de su defensa en el parlamento como una victoria diplomática de Paraguay.
Ni corto ni perezoso, la sumisa mayoría oficialista del Congreso Nacional no tuvo reparos en aceptar el perjudicial documento que entregaba gratuitamente a la Eletrobrás la energía paraguaya, en julio de 1973. No se conoce en la historia patria una defección más abyecta.
A la medida de los intereses brasileños
El notable jurista Gustavo de Gásperi sostiene la tesis de que el Tratado de Itaipú es nulo por desviar en su contexto el objeto y fin del acuerdo –la división en partes iguales de la generación eléctrica– establecido claramente en el preámbulo y en los primeros artículos del Tratado de Itaipú de 1973.
Para otros estudiosos, el Tratado de Itaipú es inconstitucional al violar varios de los artículos de la Constitución Nacional. Además, señalan, que es violatorio del Derecho Internacional al desconocer varias Resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La verdad es que el Tratado de Itaipú de 1973, como el Tratado Loizaga-Cotegipe de 1872, fue redactado a la medida de los intereses brasileños.
Mediante el Tratado de Itaipú de 1973, secretamente redactado, el Brasil despojó al Paraguay de su soberanía energética. En el de Loizaga-Cotegipe, del 9 de enero de 1872, el mismo vecino, sustrajo al Paraguay de más de 60.000 kilómetros cuadrados de su territorio.
La diferencia entre ambos documentos es que el de 1973 fue un contubernio consentido por Poder Ejecutivo y la mayoría oficialista del Poder Legislativo de Paraguay. No así el de 1872, una imposición de la diplomacia brasileña a un país devastado y ocupado militarmente.
Solo para incautos
El Tratado de Itaipú, de acuerdo a su mañosa interpretación, no solo impide al Paraguay comercializar su energía excedente a un precio justo. También sirve de pantalla para apañar una deuda fraudulenta que según el economista doctor Jeffrey Sachs ya fue varias veces honrada por Itaipú.
Solo los incautos creen que el socio condómino parará sus fábricas de San Pablo o apagará las luces de su industria turística de Río de Janeiro para que Itaipú pueda devolver su energía a Paraguay. De hecho, la construcción de la línea de 500 kV y la triplicación de la compensación, son paliativos para acallar las demandas de la ANDE hasta tanto la margen izquierda pueda acceder a otras fuentes sustitutivas.
Lo que resta
Cabe a la ANDE exigir la comercialización, en reemplazo de la Eletrobrás, en el mercado brasileño de la energía paraguaya no utilizada. También la diplomacia paraguaya debe sostenerse en las científicas conclusiones sobre la deuda de Jeffrey Sachs –que solo beneficia a los accionistas de la multinacional Eletrobrás y no a los socios condóminos– para instalar una mesa de diálogo que permita acordar oficialmente sobre su extinción.
Estas son, objetivamente, las alternativas disponibles. Un escenario ideal, transparentado por Sachs, como nunca se presentó al Paraguay en Itaipú. Desde ya, la diplomacia paraguaya dispone de los elementos suficientes para instalar un sólido reclamo largamente postergado.
Aparente
Aunque caracterizada como una central binacional, solo lo es nominalmente ya que la entidad la controla y la aprovecha casi en su totalidad el Brasil.
Despojo
Mediante el Tratado de Itaipú, firmado el 26 de abril de 1973, secretamente redactado, Brasil despojó al Paraguay de su soberanía energética.
ANDE
Cabe a la ANDE exigir la comercialización, en reemplazo de la Eletrobrás, en el mercado brasileño de la energía paraguaya no utilizada.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Dejemos de privilegiar a la Eletrobrás

17 de Noviembre de 2013  

Trabajar por la restitución de nuestra soberanía

Mucho es lo que ya se dijo sobre Itaipú, entre ellos, las profusas reivindicaciones paraguayas que acaban rebotando en los sordos oídos de nuestros socios condóminos y caer en saco roto.
Cuando el emprendimiento binacional es atribuido a la iniciativa gubernamental de la época, se percibe como un logro político excepcional. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Brasil, sin otras alternativas más favorables para atender su creciente demanda energética, se vio obligado a asociarse con Paraguay, como convidado de piedra, para poder acceder al aprovechamiento hidroeléctrico del río Paraná, declarado en condominio en el Artículo I del Tratado de Itaipú.
Después de vanos intentos –el propósito de desviar el caudaloso río hacía territorio brasileño, la ocupación de facto de las cataratas del Salto del Guairá en territorio paraguayo– quedaba en claro que sin la participación paraguaya era inviable la construcción del emprendimiento energético.
Es menester recordar, que en los estudios del vecino país jamás primó la posibilidad de un aprovechamiento conjunto del potencial energético del caudaloso río. Todo ello hasta los sucesos que confluyeron en el acuerdo de Foz de Yguazú.
En esa ocasión, la activa participación del Gobierno de los Estados Unidos, a través de su canciller Dean Rusk, consiguió que los dos países divididos por el río Paraná –ciñéndose a los parámetros del Derecho Internacional– acordaran el 22 de junio de 1966 el Acta Final de Foz de Yguazú.
En el Acta, la energía eléctrica eventualmente producida quedaba dividida “en partes iguales entre los dos países”. También era reconocido a cada uno de ellos el derecho de preferencia para “la adquisición de esta misma energía a precio justo”.
Años más tarde, en el Tratado de Itaipú del 26 de abril de 1973 –que formalizaba el Acta de Foz de Yguazú– el derecho de preferencia para la adquisición de la energía no utilizada fue modificado por el derecho de adquisición y el justo precio por una irrisoria compensación pagada por Itaipú.
Para completar el leonino convenio, la Nota Reversal complementaria dejaba bajo control brasileño las principales direcciones de la entidad binacional. Como si no fuera suficiente, la margen izquierda estaba autorizada a intervenir en la margen opuesta en las tareas de seguridad.
Para el abogado Marcos Estigarribia, el documento ratificado por la mayoría oficialista del Congreso Nacional en julio de 1973 no solo viola claras prescripciones de la Constitución Nacional, sino también disposiciones del Derecho Internacional contenidos en varias resoluciones de la Asamblea General de las NN.UU.
Otro notable jurista, el abogado Gustavo de Gásperi, fundado en la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, sostiene la nulidad del Tratado de Itaipú al desviarse en el contexto el fin y el objeto del acuerdo.
Cabe destacar que el Gobierno brasileño, lo que no pudo conseguir con la invasión militar, con el contubernio de los negociadores paraguayos logró que Itamaraty se apropie por la vía diplomática de Itaipú.
Cuarenta años después, otro notable norteamericano de indiscutida autoridad, Jeffrey Sachs, corrobora lo que la Contraloría General de la República y la Comisión de Entes Binacionales Hidroeléctricos repetía a quien quisiera escuchar: la deuda de Itaipú ya fue suficientemente honrada. Los pagos anuales calendarizados hasta el año 2023, como mínimo, son ilegítimos.
Itaipú ya no debe continuar siendo la fuente infinita de recursos de la Eletrobrás al no corresponder, a la principal acreedora multinacional, percibir cuota alguna de pago por sus usurarios y artificialmente inflados préstamos. Por todo ello, el dinero malversado debe reponerse a los pueblos de Brasil y Paraguay. El puente de plata extendido por Sachs para que los socios condóminos, de común acuerdo, puedan arreglar la deuda no debe caer, una vez más, en saco roto.
No se puede seguir privilegiando a una multinacional a expensas de los Estados brasileño y paraguayo.
La postergada línea de 500 kV, de discutida calidad en el proceso de su construcción, considerada como una concesión graciosa del Gobierno brasileño, no debe impedir la reivindicación sobre la libre disponibilidad de la energía, la cogestión paritaria y la revisión de la deuda.
No es un desaguisado, como lo supone un exdirector general paraguayo, reclamar –aunque sea notoria la diferencia en las magnitudes– un tratado más justo en Itaipú. La República de China en Taiwán, con esta pusilánime actitud, estaría sometida a los arbitrios de la República Popular China y el Estado de Israel ya no existiría.
En su momento, en similares circunstancias, Panamá y Bolivia lograron corregir injustos acuerdos que le fueron impuestos. También, la pastera instalada en Uruguay es un vivo ejemplo que la justicia es factible cuando se argumenta con la verdad.
Nuestro actual gobierno sabe que la verdad nos ampara y es su obligación trabajar sin claudicar, apoyado en ella, en la restitución de nuestra soberanía energética secuestrada en Itaipú.
 Jamás
Debe recordarse que en los estudios del vecino país jamás primó la posibilidad de un aprovechamiento conjunto del potencial del caudaloso Paraná.
(*) Autor de los libros Itaipú, la apropiación indebida. Itaipú, una victoria bien brasileña e Itaipú, historia de un fraude.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Itaipú, gran estafa

13 de Noviembre de 2013  

Itaipú es la estafa más grande, afirman

SAN IGNACIO, Misiones (Rafael Marcial Montiel, corresponsal ABC Color). El general (SR) Juan Antonio Pozzo Moreno calificó como “la estafa más grande” que se ha perpetrado contra el Paraguay el Tratado de Itaipú. Fue durante su participación como panelista en una reunión efectuada en la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, campus en San Ignacio, Misiones.
El general (en situación de retiro) Antonio Pozzo Moreno disertó sobre el Tratado de Itaipú, anoche.
El general (en situación de retiro) Antonio Pozzo Moreno disertó sobre el Tratado de Itaipú, anoche. / ABC Color
En el panel debate, que fue organizado por la Universidad Católica (UC) y por la Diócesis de Misiones y Ñeembucú, participaron estudiantes de las distintas carreras, docentes y directivos de dicha institución terciaria.
En la apertura habló la directora de la citada filial de la UC, Lic. Esperanza Del Puerto, mientras que la presentación del expositor Pozzo Moreno estuvo a cargo del obispo diocesano monseñor Mario Melanio Medina.
En la oportunidad, el militar retirado señaló que si Paraguay hubiese conseguido una parte de la ganancia de Itaipú como socio condómino, no hubiera necesitado ni de un peso -adicional de otras fuentes- para el desarrollo económico y social.
Según el panelista, se tuvo que recurrir a la promulgación de la ley de Alianza Público-Privada (APP) para buscar recursos necesarios en el sector privado para que el país pueda tener dinero para obras de infraestructuras y promover el desarrollo.
Subrayó que mediante el tratado leonino del 26 de abril de 1973, el Paraguay abdicó su soberanía energética a favor del Brasil.
“La verdad que el Tratado de Itaipú de 1973, al igual que el Tratado Loizaga-Cotegipe de 1872 (acuerdo de paz con Brasil), se redactó a la medida de los intereses brasileños para imponerse al Paraguay”, apuntó Pozzo Moreno.
Añadió que el Tratado de Itaipú no solo impide al Paraguay comercializar en el mercado brasileño su energía excedente a un precio justo, sino que para ningún otro interesado.
Deuda fraudulenta
El militar refirió que también se usa a la hidroeléctrica como pantalla para apañar una deuda fraudulenta de la época de su construcción, que según los especialistas ya fue varias veces honrada, indicó.
Subrayó que la construcción de la red eléctrica de 500 kV y la triplicación de la compensación de Brasil a Paraguay por la cesión de energía son paliativas para acallar las demandas de la ANDE, hasta tanto la margen izquierda pueda acceder a otras fuentes sustitutivas.
Lo que resta a la ANDE es comercializar la energía paraguaya no utilizada a otros clientes que reemplacen a la Eletrobrás, agregó el panelista.
Además, se debe sacar provecho de las conclusiones del especialista estadounidense Jeffrey Sachs para instalar una mesa de diálogo que permita acordar la extinción de la deuda.
Al término de la exposición de Pozzo Moreno se abrió el debate sobre el Tratado de Itaipú.
Seguidamente, monseñor Medina calificó igualmente al Tratado de Itaipú suscrito con el Brasil como el robo más grande al Paraguay y la pérdida de su soberanía energética.