domingo, 17 de noviembre de 2019

La incontenible angurria bandeirante

Los vicios capitales

Los siete pecados capitales corresponden a la clasificación de los vicios o deseos del hombre según las enseñanzas morales del cristianismo.
Los vicios capitales
Los vicios capitalesGENTILEZA
Los pecados capitales son los siguientes: lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia.
Estos pecados reciben el adjetivo de “capitales” porque constituyen la fuente, principio o “cabeza” de otros pecados.
Esto quiere decir que la compulsión por los pecados capitales tienta a las personas a satisfacer su deseo a toda costa, lo que implica cometer otros pecados para lograrlo.
En ese sentido, quien es movido por los pecados capitales se deshumaniza y deshumaniza a los otros al reducirlos a meros obstáculos de su deseo o instrumentos de su voluntad. Los pecados capitales no aparecen descritos y ordenados en una lista en la Biblia, no obstante, sí se hace referencia a ellos a lo largo del Libro Sagrado.
En el siglo VI, el papa romano Gregorio Magno elaboró por primera vez la lista de los pecados capitales. Posteriormente, Santo Tomás de Aquino los ordenó y enumeró en siete a los pecados (https://www.significados.com/pecados-capitales/)
Al respecto abordamos algunos de ellos, en función a la apropiación indebida de Itaipú por el Brasil:
- Avaricia
El proceso histórico de la apropiación indebida de Itaipú se origina en el nuevo trazado de límites impuesto en 1872 a la República del Paraguay por el Imperio de Brasil como resultado de la hecatombe sufrida por Paraguay en la Guerra Guasu (1864-1870).
El nuevo trazado mantenía inalterable la soberanía paraguaya sobre los saltos del Guairá. Su posesión se remontaba en la Capitulación de Don Pedro de Mendoza (1534), que establecía legalmente la provincia del Río de la Plata o Paraguay.
El doctor Efraím Cardozo, en Los Derechos del Paraguay sobre los saltos del Guairá, menciona que “…la Corona señaló como la frontera oriental de esta Gobernación la misma Línea de Tordesillas. De modo que al nacer la Provincia Gigante de la Indias tenía muy dentro de sus tierras a los saltos del Guairá” (Reedición 2018. El Lector, Pág. 26).
Los sucesivos gobiernos brasileños no pudieron revertir el hecho de que los saltos de Guairá siempre estuvieran bajo soberanía del Paraguay.
La persistencia brasileña para lograr el condominio del salto fue notable. A instancias de su gobierno, en 1930, se firmó el Protocolo Moreno-Mangabeira para demarcar nuevamente la frontera pactada en 1872. Sin embargo, los trabajos realizados por la Comisión de Límites demostraron fehacientemente que las altas cumbres del Mbaracayú coincidían con el ramal norte de la serranía que toca el río Paraná cerca de la primera caída, dejando el salto en territorio paraguayo.
Según el historiador e investigador compatriota Efraím Cardozo, en ocasión de la firma del Tratado de Límites complementario de 1927, “… Brasil, por primera vez, articuló pretensiones sobre la totalidad de los saltos, exhibiendo un mapa que carece de todo valor jurídico para modificar el Tratado (de 1872)”.
Cerca de un siglo de insistentes porfías brasileñas, para la apropiación indebida del Salto, el Acta Final de Foz de Yguazú del 22 de junio de 1966 –un documento nunca sometido para su aprobación al Poder Legislativo (Consejo de Estado y Cámara de Representantes, Constitución 1940)– produjo el inaudito milagro de convertir a Brasil como el otro “dueño” de los saltos del Guairá.
El aprovechamiento del potencial hidroeléctrico que representaban los saltos del Guairá mantenía vivo el anhelo de los técnicos brasileños que recomendaron su explotación a como dé lugar, instalando la controversia sobre su posesión. Todo ello, como solución a la creciente demanda energética de Brasil.
Esta desmedida avaricia pudo torcer el brazo de la justicia de tal suerte que Brasil consiguió atribuirse la propiedad compartida con Paraguay de los saltos del Guairá.
- La soberbia
Cuando el presidente João Goulart acordaba, el 19 de enero de 1964 con el presidente Alfredo Stroessner, el aprovechamiento conjunto del potencial hidroeléctrico del salto del Guairá, se derrumbaba la declaración contenida en la Nota brasileña del 19 de setiembre de 1962 en la que se afirmaba que los saltos están integralmente en territorio de Brasil (Debernardi, Enzo. 1996. Apuntes para la historia política de Itaipú, pág. 51).
Goulart adelantaba un paso en la negociación con Paraguay para el beneficio conjunto del potencial hidroeléctrico del salto, bajo autoridad paraguaya. La ilusión duró poco con el despido de Goulart del Gobierno brasileño el 31 de marzo de 1964.
La soberbia de los militares al mando del Gobierno pudo más. La suerte estaba echada y la invasión del ejército para apropiarse compulsivamente del salto de Guairá se produjo quince meses después del defenestramiento del Presidente constitucional, en junio de 1965. Los estudios de la Comisión Mixta, que dieron al Paraguay la razón, quedaron en aguas de borraja. Brasil barajaba de nuevo sus cartas.
En ese mismo año, mayo de 1965, por disposición de la Organización de Estados Americanos (OEA), tropas del Gobierno brasileño y tropas de los Gobiernos de Paraguay, EE.UU., Honduras y Costa Rica fueron organizadas como Fuerza Interamericana de Paz al mando de Brasil, con la finalidad de restablecer la gobernabilidad en República Dominicana. Un mes después, en otro escenario, Brasil (¿un aliado?) invadía Paraguay para ocupar militarmente el salto del Guairá.
La soberbia heredada de los bandeirantes o mamelucos, que no respetaba alianzas junto a la inveterada costumbre de apropiarse de lo ajeno, fueron incontenibles.
- La envidia (consentida por negociadores paraguayos)
El deseo de tener lo ajeno llevó a Brasil a apropiarse a como dé lugar de Itaipú. La ambición de obtener para sí algo impropio, derivó en los términos del leonino Tratado que forjó la prosperidad de Brasil. Luego de cincuenta años, en 2023, Paraguay con ciudadanos patriotas puede revertir esta humillante situación.
No obstante, en nada contribuye la desafortunada Declaración Presidencial Conjunta de Brasilia (12 de marzo 2019), que reivindica la entrega de Itaipú a Brasil.
En efecto, “Los Presidentes destacaron la administración conjunta de la Central Hidroeléctrica de Itaipú, que continúa siendo la mayor unidad de producción de electricidad en el mundo y un paradigma de integración energética bilateral exitosa. Concordaron en que las futuras negociaciones para la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú deben encauzarse con el mismo espíritu de entendimiento constructivo que ha caracterizado este importante proyecto binacional”. Dicho “espíritu de entendimiento constructivo”, consentido a Brasil por funcionarios antipatriotas para la apropiación indebida de Itaipú, no va lejos de los infames negociadores del Tratado de Itaipú de 1973, cuyos sucesores no hesitaron en apañar sendas deudas espurias que terminarán de abonarse en el 2023. Es más, para justificar los gastos sociales que no son parte del costo del servicio de electricidad, aumentaron ilegalmente en 2005 la tarifa de Itaipú encubriendo con la cuestión social el cambio de misión de Itaipú apoyado en una nota reversal nunca ratificada por el Congreso.
Como si fuera poco, la Ley 6135 del 28 de setiembre de 2017, que aprueba el acuerdo (N.R. Nº 2/17) para el ordenamiento económico y financiero de Yacyretá entre Paraguay y Argentina aceptaba un nefasto precedente que afectaría la revisión, en 2023, del Anexo C del Tratado de Itaipú.
Cabe destacar que el aporte de Jeffrey Sachs en el equipo negociador será invalorable, un economista brillante reconocido internacionalmente. Su versación en el tema, ampliamente demostrado en el trabajo preparado bajo su dirección en el Vale Columbia Center, es el mejor estudio sobre la injusticia que ha sufrido el Paraguay en Itaipú, merced al inicuo Tratado de 1973, legado de la dictadura.
El equipo nacional, que asesora al Ministerio de Relaciones Exteriores, debe deducir que para la recuperación de nuestra soberanía energética se requiere de una infraestructura básica para la libre disposición de la energía cedida. En ese menester, el Congreso había autorizado los préstamos suficientes para la ANDE, de tal modo, que en cincuenta años, se pueda negociar con Brasil en igualdad de condiciones.
Desde el Tratado de Itaipú de 1973, la inveterada sumisión a los intereses brasileños ha permanecido invariable, salvo algunos espejuelos concedidos para anular los seis puntos reclamados en la mesa de negociaciones del 2008 (triplicación de la compensación, línea de 500 kV, seccionamiento de las líneas de transmisión). Por esta sumisión a Brasil, relativa solo a la cesión energética, Paraguay dejó de recibir, en treinta y tres años, unos US$ 75.400 millones (Miguel Cartes. ABC, abril 28 de 2019).
Muy a nuestro pesar, el Acta Bilateral del 24 de mayo de 2019 continúa con la misma política entreguista.
Al respecto, el senador Eusebio Ramón Ayala, presidente de la Comisión Bicameral de Investigación expresaba a los medios de prensa, el 17 de octubre de 2019, que de las declaraciones y documentos surge que el presidente Mario Abdo Benítez, el vicepresidente Hugo Velázquez, el ex canciller Luis Castiglioni y el ex embajador Hugo Saguier Caballero tenían pleno conocimiento de las negociaciones, dañinas para los intereses del Paraguay.
Según Diego Abente (exembajador ante la OEA) actual consultor internacional, Paraguay no puede negociar sobre la base de un Tratado inicuo que generó deuda espuria. Respecto a la estrategia y técnicas señalaba: “Todo lo anterior es fácil de enunciar, pero difícil de operacionalizar y requiere mucho patriotismo y experticia. Para ello, el equipo negociador precisa cinco tipos de experticia: técnica, con conocimiento profundo de la parte hidroeléctrica; operacional, con experticia en técnicas de negociación; jurídica, con experticia en aspecto legal, letra grande y chica; político-diplomática, con experticia en política exterior y política exterior brasileña. La quinta, la experticia comunicacional, es importante para explicar y defender la posición del país dentro y fuera de nuestras fronteras. Todos ellos deben trabajar en conjunto y nadie debe creerse el sabelotodo” (UH, 31 de marzo de 2019).
Al afrontar los vicios capitales del hombre que sirve a sus naciones nos percatamos que absolutamente todos cometieron errores. Pero en vez de rendirse y ver estas situaciones como horrendos fracasos, escuchemos la reflexión del poeta chileno Pablo Neruda:
Cuando crezcas, descubrirás que ya defendiste mentiras, te engañaste a ti mismo o sufriste por tonterías. Si eres un buen guerrero, no te culparás por ello, pero tampoco dejarás que tus errores se repitan