domingo, 21 de abril de 2013

Brasil robó a Paraguay con la complicidad de paraguayos

21 de Abril de 2013

| EL GENERAL POZZO PRESENTA “ITAIPÚ, MEMORIA DE UN FRAUDE”

Brasil robó al Paraguay con la complicidad de paraguayos

Itaipú es la riqueza industrial más importante del Paraguay, es como el cobre para Chile o el petróleo para Venezuela, señala en esta entrevista con el Suplemento Económico de ABC Color sobre Itaipú, Memoria de un fraude, que su autor, el general Juan Antonio Pozo Moreno, presentará en ABC Color el día 26 del presente mes, fecha que evocamos el cuadragésimo aniversario del Tratado de Itaipú. Añade que es un ensayo crítico que muestra a la opinión pública cómo el Paraguay, con ayuda paraguaya, fue robado por el Brasil. Adelanta igualmente que su investigación confirma que sobre los intereses nacionales se impuso el interés de sostener, a costa de Itaipú, un régimen plagado de oportunistas, que hoy nadan en la prosperidad y no acaban de irse. Compartamos la entrevista.
General (R) Juan Antonio Pozzo Moreno / ABC Color
–El viernes 26 de abril recordamos el 40 aniversario del Tratado de Itaipú, fecha que Ud. eligió para presentar en su tercer libro sobre el espinoso tema. Su intención, entiendo, no se limita a evocar esa fecha, sino a llenarla de un sentimiento de lucha, de reverdecer en la memoria de nuestros compatriotas nuestros reclamos, históricos y presentes, contra ese documento y la inicua explotación que hacen nuestros socios paritarios de ese documento y de los intereses nacionales.
–Itaipú es la riqueza industrial más importante del Paraguay. Es como el cobre para Chile o el petróleo para Venezuela. Nuestros anestesiados compatriotas no acaban de entender esta realidad y esta ocasión en que no tenemos nada que festejar sirve, sin embargo, para reclamar una vez más al Gobierno brasileño sobre la apropiación indebida de Itaipú. El Imperio brasileño, que para formalizar el robo de vastas extensiones de territorio nacional se valió en 1872 de un ilegal Tratado de Límites, cien años después, en 1973, la República Federativa del Brasil, esta vez en complicidad con negociadores paraguayos, obsecuentes al régimen oficial, se valió de otro nefasto acuerdo, el Tratado de Itaipú, para legitimar la incautación de la empresa binacional.
¿Podría resumir a nuestros lectores en torno a qué eje o ejes giraron sus dos primeras publicaciones: Itaipú, la apropiación indebida e Itaipú, una victoria bien brasileña, y el valor agregado con el que se beneficiará al leer la obra que presentará el próximo viernes, Itaipú, memoria de un fraude?
–Cómo no. Todas ellas reivindican el latrocinio sufrido por el pueblo paraguayo en Itaipú. La primera, difundida en el 2010, reproduce una tesis, en formato ensayo, que defendí en noviembre de 2008. La siguiente, que fue puesta a la consideración pública en 2011, también como ensayo, introduce otras informaciones complementarias para una mejor comprensión del lector sobre esta nueva conquista brasileña. La última, mucho más actualizada, pretende ser un ensayo crítico que muestre a la opinión pública cómo el Paraguay, con ayuda paraguaya, fue robado por el Brasil. Un libro nunca termina de escribirse, es apenas un pensamiento vivo que se recicla continuamente como las aguas del caudaloso Paraná.
Hace mucho que Ud. estudia todo lo concerniente a la obra del siglo XX, tal como la llamaron los brasileños. ¿Hay algún descubrimiento, la quintaesencia de la verdad sobre este Tratado, que deba compartir con sus compatriotas?
–Sí, desde mis presentaciones en el Instituto de Altos Estudios Estratégicos en 1999. En ellas eran atribuidas a las escasas partidas presupuestarias la precaria capacidad disuasiva del potencial nacional que, sin embargo, en el conflicto chaqueño, con mucho menos, fue desplegado con éxito. Sin Itaipú y Yacyretá se recuperó el Chaco boreal. De ahí provino la curiosidad de investigar la historia real, no la oficial, de Itaipú. Sobre todo, su aspecto económico. La investigación confirmó la sospecha de que por sobre los intereses nacionales se impuso el interés de sostener, a costa de Itaipú, un régimen plagado de oportunistas que hoy nadan en la prosperidad y no acaban de irse. En sintonía con el filósofo británico sir Francis Bacon podemos señalar que “no hay cosa que haga más daño a una nación como el que la gente astuta pase por inteligente”.
Hoy, 21 de abril de 2013, concurrimos a las urnas para elegir a la persona que conducirá los destinos de la patria durante los próximos cinco años. De acuerdo con sus observaciones y experiencias ¿llegaron ya a comprender nuestros políticos de turno la importancia de Itaipú en el presente y, con mayor razón, para el futuro de la República?
–Pienso que no. Todos ellos asumen la libre disponibilidad de la energía no utilizada cedida a la Eletrobrás. No les queda claro que mientras la multinacional brasileña no disponga de otras fuentes que puedan substituir a la energía paraguaya, que le es cedida casi gratuitamente, es imposible que la ANDE pueda disponer de la electricidad que le corresponde. La triplicación de la compensación, la línea de 500 kV, la ampliación de las subestaciones, todas ellas atadas al Tesoro brasileño, son apenas paliativos para que la Eletrobrás siga comercializando, con pingües beneficios, la electricidad paraguaya. A la gran mayoría de nuestros políticos, unos más impresentables que otros, solo les interesa seguir en el statu quo, en no innovar. Las regalías de la binacionales, aceptadas como beneficios adicionales al cargo, valen más que el quebranto por el bien común. Son poco visibles entre ellos los austeros patriotas que reclama la hora.
Gracias a la irrupción del afamado economista norteamericano Jeffrey Sachs, en nuestro ya histórico debate sobre la deuda de la entidad binacional, denunciada por Ud. y otros tratadistas, así como por la prensa nacional, el incordioso asunto volvió a la superficie. ¿Cuáles son su conclusión y consejos sobre ese casi el otro gran negocio de Eletrobrás, además del energético?
–La Eletrobrás usa la energía de Itaipú para promover unilateralmente el desarrollo del Brasil. Pero su principal negocio proviene de sus usurarios préstamos que consiguieron endeudar a la binacional con siderales montos inventados por la ingeniería financiera. La devolución millonaria de esos préstamos y la reventa de la energía paraguaya son pilares en que se sostiene esta usurera multinacional. El doctor Sachs, asesor económico de las Naciones Unidas, no hace más que corroborar –lo que desde hace tiempo la Comisión de Entes Binacionales Hidroeléctricos y el Suplemento Económico de ABC Color venía predicando– que la deuda ya fue totalmente cancelada. A la Eletrobrás, que poco le interesa el pueblo brasileño, mucho menos el paraguayo, solo le interesa satisfacer a sus multimillonarios accionistas, casi todos extranjeros. Pero los tiempos cambian y en algún momento deberá devolver a Itaipú, por imperio de la ley, el dinero conseguido por los pagos indebidos.
Nos quedan diez años para que se cumpla el plazo que establece el punto VI, capítulo Revisión, del Anexo C del Tratado. Según sus conclusiones, ¿es la única puerta de salida que tiene la República para emerger de la injusta situación a la que fue sometida, incluso por sus propios hijos, los que firmaron el Tratado con Brasil, o existen otras posibilidades a las que debemos recurrir los paraguayos?
–No es la única puerta. El notable jurista Gustavo De Gásperi nos señala otra vía, la de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, en vigencia desde 1980. El abogado nos advierte que las cláusulas del contexto del Tratado de Itaipú son usadas de mala fe para defraudar el objeto y el fin del acuerdo, que consiste en la división en partes iguales de la energía.
También el periodista Armando Rivarola propone designar a un diplomático paraguayo, de probada experiencia e intachable reputación, con excelente dominio del inglés, que estudie profundamente el tema y se empape de la posición paraguaya, para que actúe de vocero, responda las preguntas de periodistas y funcionarios extranjeros, y defienda el documento en todos los ámbitos y foros que lo reclamen.
Otros connotados periodistas, desde ABC Color, insisten como método de presión la causa nacional, la protesta pública y la investigación responsable para poner en evidencia los latrocinios. Todos ellos muy válidos, especialmente por mantener viva la llama del patriotismo en pro de las postergadas reivindicaciones. Me adhiero a esos nobles afanes, pero también me permito sugerir, desde el ámbito privado, la creación de un foro académico de discusión integrado por notables patriotas, capaz de influir en la política exterior del Gobierno nacional.
Riqueza
Itaipú es la riqueza industrial más importante del Paraguay. Es como el cobre para Chile o el petróleo para Venezuela.
Robo
El nuevo libro es un ensayo crítico que muestra a la opinión pública cómo el Paraguay, con ayuda paraguaya, fue robado por el Brasil.
Confirma
Sobre los intereses nacionales impusieron el interés de sostener, a costa de Itaipú, un régimen plagado de oportunistas, que hoy nadan en la prosperidad.
Usurero
El principal negocio de Eletrobrás proviene de sus usurarios préstamos, que endeudaron a la entidad binacional con siderales montos.
rcasco@abc.com.py

viernes, 19 de abril de 2013

NUEVO LIBRO SOBRE ITAIPÚ

19 de Abril de 2013

| NUEVO LIBRO DEL GENERAL JUAN ANTONIO POZZO SOBRE ITAIPÚ

Presentan Memoria de un fraude

“Itaipú, memoria de un fraude” es el nuevo libro que presentará el general Juan Antonio Pozzo Moreno en un acto que se llevará a cabo en el salón de actos de ABC Color el próximo viernes, 26 de abril, fecha en que el Tratado de Itaipú, firmado por los dictadores Alfredo Stroessner y Mario Garrastazú Médici, cumple 40 años.
Tapa del nuevo libro del general Juan Antonio Pozzo que será presentado en el salón de actos de ABC Color el próximo viernes 26.
Tapa del nuevo libro del general Juan Antonio Pozzo que será presentado en el salón de actos de ABC Color el próximo viernes 26. / ABC Color.
El general Pozzo, en su ya proficua labor sobre el controvertido documento, así como sobre sus antecedentes y proyecciones, ya entregó al público paraguayo otro par de trabajos: “Itaipú, la apropiación indebida” e “Itaipú, una victoria bien brasileña”.
Preguntado sobre el eje del libro que presentará el próximo viernes, adelantó que es “mucho más actualizada” y que pretendió entregar un ensayo crítico “que muestre a la opinión pública cómo el Paraguay, con ayuda paraguaya, fue robado por el Brasil”.
Añadió que “un libro nunca termina de escribirse, es apenas un pensamiento vivo que se recicla continuamente, como las aguas del caudaloso Paraná”.
Acerca de sus dos trabajos precedentes, el general Pozzo señaló que “denuncian el latrocinio sufrido por el pueblo paraguayo en Itaipú”. Que el primero, difundido en el 2010, “reproduce una tesis, en formato ensayo, que defendió en noviembre de 2008, y que el siguiente que fue puesto a la consideración pública en 2011, también como ensayo, e “introduce otras informaciones complementarias para una mejor comprensión del lector sobre esta nueva conquista brasileña”.
Itaipú, memoria de un fraude tendrá en la noche del viernes 26 dos presentadores, el técnico y director de la revista especializada Mundo de la Electricidad, Ing. Ramón Montanía, y el periodista de Economía de ABC Color Ramón Casco Carreras.

lunes, 15 de abril de 2013

LA TRISTE HISTORIA DE UNA DEFECCIÓN II

14 de Abril de 2013

  LA TRISTE HISTORIA DE UNA DEFECCIÓN (Conclusión)

El entreguismo no es solo de ayer

 
El día 26 del presente mes el Tratado de Itaipú cumple 40 años, sin dudas, una nueva oportunidad para que los paraguayos hagamos un balance completo de todo lo que nuestro país perdió con ese portentoso emprendimiento. El general (R) Juan Antonio Pozzo Moreno, con este nuevo trabajo, cuya parte final entregamos hoy, busca ayudarnos en este recuento indispensable, especialmente en esta coyuntura preelectoral, hasta que la República recupere su soberanía en ambas centrales hidroeléctricas.
/ ABC Color
Así, el Brasil, sin apelar a batallones de ocupación, por vía diplomática y la complicidad de negociadores paraguayos dóciles a la Directiva Presidencial, logró asegurar la totalidad de la producción energética para la atención de su mercado, menos una ínfima porción derivada al modesto mercado paraguayo.
Aunque era reconocido a cada una de las partes el derecho de adquisición de la energía que no utilizaba la ANDE, forzando el Tratado, la Eletrobrás se apropió del excedente gratuitamente cargando el costo de la compensación, hasta 1986, a la empresa binacional Itaipú.
Con esta mañosa operación quedó bloqueada la posibilidad de que la ANDE pudiera comercializar en el mercado brasileño la electricidad que no utilizaba y desaparecieron el derecho de preferencia y el precio justo por la energía excedente convenidos en 1966 en el Acta de Foz de Yguazú.
Toda la infraestructura técnica de la subestación seccionadora de la margen izquierda, en Foz de Yguazú, quedó arreglada para que la electricidad generada en la usina sea aprovechada exclusivamente por el Brasil. La ANDE, sin posibilidad de comercializar su excedente y sin infraestructura de seccionamiento, apenas pudo construir una modesta red para satisfacer una mínima demanda nacional.
Quedó en aguas de borraja la producción generada por las turbinas de 50 ciclos por la que batalló sin desmayos la opinión pública en búsqueda de la equidad. La millonaria estructura de los convertidores de Foz de Yguazú, costeada por Itaipú, sin inconvenientes transformaba a 60 ciclos la electricidad no utilizada por la margen derecha.
Como si fuera poco, hasta 1986, los directores paraguayos figuraban como adjuntos a los directores general, técnico y financiero, todos brasileños. Sin embargo, como una concesión graciosa, los nuestros quedaban autorizados a asistir a las reuniones del Directorio Ejecutivo con voz pero ¡sin voto¡ A decir verdad, eran una pléyade de figuras decorativas muy bien rentadas. Hasta hoy día los directores Técnico y Financiero, esenciales miembros de la Dirección Ejecutiva, siguen en manos brasileñas.
El pago seguro a la Eletrobrás y al Tesoro brasileño, de una deuda que según la comisión de entes binacionales ya fue suficientemente honrada, es un tema prioritario en la agenda del director Financiero Ejecutivo.
Para coronar la abdicación, el Tratado consentía la intervención de la vigilancia brasileña en la margen derecha. Una evidente violación constitucional que se prolongó hasta noviembre de 1973.
La ratificación a tambor batiente del nefasto acuerdo, en julio de 1973, puso la soga al cuello a la república. Lo que no consiguieron arrodillar en un lustro la Triple Alianza y la Legión Paraguaya, se concretó en menos de tres meses por la mayoría oficialista en el Congreso Nacional.
Pero aún faltaba más, para asegurar la cesión de la soberanía energética era menester un blindaje jurídico. Después de la caída del régimen entreguista, los nuevos gobiernos también entreguistas, validos de juristas paraguayos, consiguieron la inconstitucionalidad de las leyes que obligaban a los funcionarios de las binacionales a informar y enviar documentación al Congreso y la Contraloría a través de la ANDE. Así se completó el combo que aseguraba el aprovechamiento exclusivo de Itaipú por el socio condómino.
La prensa con importantes auspicios binacionales, en sintonía con la tesis del extinto magnate de la comunicación Roberto Marinho, conseguía más beneficios de lo que no decía que de lo que decía de las hidroeléctricas. Excepto el insumiso Acero, que desde la primera plana, en editoriales y en suplementos económicos del diario ABC Color, advertía desde 1973 el desastre que significaba el Tratado de Itaipú para los intereses del Paraguay.
Finalmente, no se equivocaba el notable filósofo británico sir Francis Bacon al señalar que “no hay cosa que haga más daño a una nación como el que la gente astuta pase por inteligente”.
Conocida la morbosa historia, que caracteriza una nueva casta de legionarios, vale la pena preguntar si hoy día se está haciendo lo suficiente para superar este mal sueño que posterga nuestro desarrollo en función a los intereses de los socios condóminos. A propósito, conocedores desde adentro de las binacionales advierten que en Itaipú: “El apoderamiento de la plaza en la empresa por parte de la margen izquierda obedece a una lógica de comportamiento, terreno cedido por los nuestros es área ocupada por la contraparte, en los últimos tiempos este esquema fue perfeccionado mediante la conformación de componentes nacionales que reciben directa orientación del otro lado del río” (Suplemento Económico ABC Color, 31 de marzo 2013).
Hoy, los históricos entreguistas, abonados por la prensa, aparecen pontificando sobre las lesiones ocasionadas al Paraguay por el irrespeto del derecho internacional de países de la vecindad regional. También sirven de asesores a las cúpulas políticas.
Entonces, cabe preguntarse: ¿dónde están los paraguayos cuyos ancestros jalonaron de cruces la diagonal de sangre desde Paso de Patria a Cerro Corá y abonaron el árido suelo chaqueño con miles de jóvenes caídos desde Pitiantuta hasta más allá de Parapití?
Fórmula
Brasil, sin batallones de ocupación, por vía diplomática y la complicidad de negociadores paraguayos dóciles, aseguró toda la producción.
Además
Forzando el Tratado de Itaipú, la Eletrobrás se apropió del excedente gratuitamente, cargando el costo de la compensación, hasta 1986, a la empresa Itaipú
Binacional.
Mañas
Con la operación mañosa quedó bloqueada la posibilidad de que la Administración Nacional de Electricidad vendiera en el mercado brasileño la electricidad que no utilizaba.
50/60
La millonaria estructura de los convertidores de Foz de Yguazú, costeada por Itaipú, sin inconvenientes transformaba a 60 ciclos la electricidad no utilizada por la margen derecha.

domingo, 7 de abril de 2013

LA TRISTE HISTORIA DE UNA DEFECCIÓN (Parte I)

07 de Abril de 2013

 

La triste historia de una defección (1)

El viernes 26 de este mes, el Tratado de Itaipú cumple 40 años, una nueva oportunidad para que hagamos un balance completo de todo lo que Paraguay perdió con esta colosal obra. El general (R) Juan Antonio Pozzo Moreno, con este nuevo trabajo, cuya primera parte ofrecemos hoy, busca ayudarnos en este importante recuento que los paraguayos debemos realizar, con mayor razón en esta coyuntura preelectoral, hasta que recuperemos nuestra soberanía en ambas hidroeléctricas. Leamos el artículo.
Complejo hidroeléctrico de Itaipú. De izquierda a derecha, el vertedero, la presa principal y casa de máquinas, presa lateral izquierda y, detrás, el embalse.
Complejo hidroeléctrico de Itaipú. De izquierda a derecha, el vertedero, la presa principal y casa de máquinas, presa lateral izquierda y, detrás, el embalse. / ABC Color

La historia de Itaipú está íntimamente ligada con la guerra librada por el Paraguay en contra de Argentina, Brasil y Uruguay entre 1864 y 1870.
El conflicto armado, que se pretende atribuir a Inglaterra, ya lo venía proponiendo la alianza desde el 14 de diciembre de 1857 en el “Protocolo de entendimiento para la guerra contra el Paraguay, Argentina y Brasil”. El documento, rescatado de la biblioteca del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina lleva la rúbrica de Santiago Derqui y Bernabé López de la Confederación Argentina, y José María da Silva Paranhos del Imperio del Brasil.
Culminada la Guerra Guasu en 1870, la triple alianza obligó a reconocer al Paraguay, en total devastación, la deuda de guerra y los fraudulentos Tratados de límites de 1872, con Brasil, y de 1876, con Argentina, arreglados en el Tratado Secreto de la Triple Alianza del 1 de mayo de 1865.
En ambos instrumentos diplomáticos se formalizó el robo de unos 150.000 kilómetros cuadrados de territorio nacional. Las nuevas demarcaciones fronterizas reflejaban las históricas aspiraciones de argentinos y brasileños de incorporar a sus patrimonios vastas extensiones territoriales del Paraguay.
En esta repartija, el Salto del Guairá, ubicado en territorio paraguayo, no fue puesto en entredicho. El Tratado Loizaga-Cotegipe de 1872, que fijó los límites de la Región Oriental con Brasil, en ningún momento lo puso en discusión.
Más tarde, en 1927, el Tratado Ibarra-Mangabeira ratificó como límite de la Región Occidental el río Paraguay desde el río Apa hasta la Bahía Negra. Como consecuencia de dicho Tratado, a instancias de Brasil, en 1930 se firmó el Protocolo Moreno-Mangabeira que reabrió la demarcación de la frontera pactada en 1872. No obstante, los trabajos redemarcatorios realizados por la Comisión de Límites demostraron fehacientemente que las altas cumbres del Mbaracayú coincidían con el ramal norte de la serranía que toca el río Paraná cerca de la primera caída de las cataratas del Salto dejando el Salto del Guairá en territorio paraguayo.
Según el historiador e investigador compatriota Efraím Cardozo, “fue en esta ocasión que el Brasil, por primera vez, articuló pretensiones sobre la totalidad de los Saltos, exhibiendo un mapa que carece de todo valor jurídico para modificar el Tratado”. El potencial hidroeléctrico que representaban las cataratas del Salto de Guairá no pasaba desapercibido para los técnicos que recomendaron su explotación, instalando la controversia sobre su posesión, como solución a la creciente demanda energética brasileña.
Recién en 1962, por informes publicados en el “Jornal do Brasil”, el Gobierno paraguayo pudo percatarse de las intenciones del vecino país de aprovechar unilateralmente el ya controvertido accidente natural, cuya posesión no acababa de definir la Comisión de Límites.
Las protestas diplomáticas no se hicieron esperar. En respuesta, el presidente Joao Goulart se comprometió en que “ni una sola estaca se pondría para estas obras sin acuerdo pleno con el Paraguay”. Consecuente con su promesa, el mandatario brasileño acordó con el presidente paraguayo, en enero de 1964, en la hidroeléctrica “Tres Marías”, Minas Gerais, el aprovechamiento conjunto del potencial hidroeléctrico de las cataratas del Salto del Guairá.
Sin embargo, la incómoda tendencia progresista de Goulart, inaceptable en la región desde la instalación en Cuba en 1962 de los misiles nucleares soviéticos, provocó un golpe militar que lo destituyó en marzo de 1964. Para la actual ministra de Derechos Humanos de Brasil, Clara do Rosario Nunes, “existe la posibilidad muy clara de que Joao Goulart haya sido asesinado” durante su exilio en la Argentina en 1976.
El prepotente gobierno de facto brasileño, ignorando el compromiso de Minas Gerais, invadió en junio de 1965 territorio paraguayo frente a la zona aún no remarcada para apropiarse del Salto y poner en marcha su exclusivo proyecto. Por paradójico que parezca, por entonces ya estaba en claro que el aprovechamiento no era posible sin abarcar el tramo del río Paraná hasta el punto en que desemboca el río Yguazú.
Imprevistamente, mediante la oportuna intervención del presidente Lyndon B. Johnson de los Estados Unidos, los cancilleres Juracy Magalhaes y Raúl Sapena Pastor lograron convenir el 22 de junio de 1966 el Acta Final de Foz de Yguazú, y como primera medida fueron desalojados los cuatro batallones brasileños instalados en territorio nacional.
Varios factores contribuyeron en este inusual pacto que involucraba al Departamento de Estado norteamericano, entre ellos, la excesiva presión sobre Itamaraty del gobierno militar y la intervención en Santo Domingo de las Fuerzas Interamericanas de Paz. Contingentes norteamericanos, brasileños, paraguayos, hondureños y costarricenses fueron convocados por el Consejo Permanente de la OEA para impedir la instalación de otro régimen identificado con la Unión Soviética en el hemisferio.
La invasión del Paraguay por tropa hasta entonces amiga, que defendía intereses comunes en República Dominicana, era incompatible con la percepción de Itamaraty y comprometía gravemente la política de seguridad hemisférica de los Estados Unidos.
En Foz de Yguazú se resolvió acordar el condominio del Salto y el aprovechamiento conjunto de su potencial hidroeléctrico. La energía eléctrica, eventualmente “… producida por los desniveles del río Paraná, desde inclusive el Salto del Guairá o Salto Grande de las Siete Caídas hasta la boca del río Yguazú…” sería dividida en partes iguales entre los dos países. El aprovechamiento igualitario de los recursos del río Paraná, seguido con interés por el secretario de Estado Dean Rusk y registrado en el Acta Final de 1966, fue alevosamente alterado unos años después en el Tratado de Itaipú de 1973.
Ligada
La historia de Itaipú está íntimamente ligada a la guerra librada por el Paraguay en contra de Argentina, Brasil y Uruguay.
En Foz
En Foz de Yguazú se resolvió acordar el condominio del Salto y el aprovechamiento conjunto de su potencial hidroeléctrico.
(*) General (R). Autor de los libros Itaipú, la apropiación indebida e Itaipú, una victoria bien brasileña.

lunes, 1 de abril de 2013

EL VERDADERO PODER ES EL SERVICIO

31 de Marzo de 2013

 

El verdadero poder es el servicio

Chile es el mayor productor de cobre del mundo. Representa un poco más del 40% de sus exportaciones, siendo su mayor fuente de ingreso. El país andino produce actualmente más de un tercio del cobre mundial.
Sin dudas, la verdadera copa por la cual debe competir el Paraguay es la consigna que está plasmada en el cartelón: ¡Justicia en Itaipú!
Sin dudas, la verdadera copa por la cual debe competir el Paraguay es la consigna que está plasmada en el cartelón: ¡Justicia en Itaipú! / ABC Color
Por otro lado, también la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tiene reconocido a Venezuela como el mayor productor de petróleo en el mundo, superior a la producción de crudo de Arabia Saudita.
De acuerdo con datos provenientes de la Comisión de Integración Energética Regional (CIER), institución que compila información estadísticas de sus socios de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, la posición energética de Paraguay en el Mercosur es extremadamente importante.
Paraguay, con una generación de energía eléctrica de 53.715 GWh, equivalente al 8,7% de la región, (Brasil genera el 71,3%, Argentina el 18,6%, y Uruguay el 1,5%) se constituye en el principal exportador de energía hidroeléctrica.
El superávit de energía eléctrica que mantiene Paraguay de aproximadamente 45.415 GWh permite a Brasil  y Argentina compensar sus déficits de energía de 36.300 GWh y de 2.400 GWh, respectivamente. Según dicha comisión la magnitud del excedente de energía de Paraguay es inmensa en términos regionales.
Resumiendo, la hidroelectricidad es para el Paraguay lo que es el cobre para Chile y el petróleo para Venezuela.
Lamentablemente, nuestra hidroelectricidad poco aporta al desarrollo de nuestro país al no poder disponer de sus superávits energéticos provenientes de las binacionales Itaipú y Yacyretá.
Sirva de ejemplo la Eletrobras, que asumiendo de propietario, comercializa en el mercado brasileño por el doble de su costo la hidroelectricidad paraguaya adquirida en Itaipú con pingües beneficios. Está demás decir, que por una interpretación amañada del derecho de adquisición, igual para las partes, la multinacional brasileña se apropia gratuitamente de la electricidad que es compensada ínfimamente por el Tesoro brasileño.
La libre disponibilidad tiene que ver con la potestad de la ANDE de adquirir toda la energía hidroeléctrica generada en la usina de Itaipú correspondiente al Paraguay. A pesar de que el Artículo XIII del Tratado que, reconoce “a cada uno de ellos el derecho de adquisición de la energía no utilizada por el otro país para su propio consumo”, la normativa solo se aplica a favor de la Eletrobras.
El inmenso daño que causan estos socios condóminos al desarrollo económico y social del Paraguay solo puede compararse al holocausto genocida de 1870, cuyos antecedentes están celosamente guardados en los archivos nacionales brasileños.
Nunca está por demás, en breve recuento, resaltar nuestra histórica relación con su principal protagonista.
El senador Randolfe Rodríguez del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), durante la discusión en el Senado sobre la triplicación de la compensación, lo resumió: “Nosotros hicimos la guerra, y torcemos el resultado. Nosotros exterminamos el 75% del pueblo paraguayo, nosotros exterminamos el 96,56% de la población masculina del Paraguay en el siglo XIX ¿Todo eso en nombre del pueblo brasilero? ¡No! Fue todo eso en nombre del banco, de las libras esterlinas que nosotros producimos en el siglo XIX. ¿Y nosotros? ¿No podemos recordar eso aquí? ¡Nosotros tenemos que recordar!”, reclamó el senador.
Los tiempos políticos electorales que corren exigen conocer más profundamente nuestras relaciones con el vecino de mayor magnitud. En especial, los proponentes a la primera magistratura. Uno de ellos oportunamente deberá administrar los intereses nacionales.
Desde la colonia, a comienzos del siglo XVI, nos tocó lidiar con un vecino gobernado por dirigentes insaciables y faltos de escrúpulos provenientes de Portugal. Poco apegados al derecho internacional, para extender sus dominios recurrieron a bandeirantes, verdaderos piratas terrestres, violentos criminales que sin ambages arrasaron con las poblaciones nativas.
Más tarde, transformado en Imperio del Brasil, sus más notables estrategas en contubernio con sus similares del Plata, durante el asedio a la Banda Oriental en 1864, pactaron la triple alianza que asoló a la progresista primera república sudamericana.
En 1865, con esclavos de color obligados a combatir en una contienda que no entendían, organizó la base del ejército imperial que sustrajo del Paraguay vastas extensiones de territorio después de inmolar la totalidad de su población activa determinada a no rendir su estandarte.
En plena guerra, en noviembre de 1867, el marqués de Caxías imploraba, en una correspondencia aunque infructuosamente, la paz a Pedro II porque la campaña del Paraguay aparentemente imposible por la acción de las armas, también lo era porque “… el oro, Majestad, es materia inerte contra el fanatismo patrio de los paraguayos…”.
Un siglo después, en 1965, a instancias del régimen de facto, desconociendo los acuerdos arribados con el depuesto presidente João Goulart, tropa de los EE.UU. del Brasil invadió Puerto Renato para apoderarse del Salto del Guairá, enclavado en territorio paraguayo.
En 1973, los gobernantes de la República Federativa del Brasil, con la anuencia del Gobierno paraguayo, gestaron el fraudulento Tratado de Itaipú desestimando el Acta de Foz de Yguazú de 1966.
En junio de 2012, reeditando la triple alianza, promovió la suspensión del Paraguay en el Mercosur.
No obstante el nefasto recuento histórico, el Paraguay debe convivir manteniendo en alto su dignidad forjada “…en el estridor de las Armas” (Arthur H. Davis) con circunstanciales gobernantes hipócritas que se valen odiosamente del poder no para el bien común, la solidaridad, la fraternidad o la integración regional sino como instrumento para sojuzgar.
Bien lo aclara el papa Francisco al expresar que “El verdadero poder es el servicio”. Sin embargo, deberá recalcarlo próximamente en Río de Janeiro para aquellos poderosos de turno que aún se niegan a reconocerlo.
(*) Autor de los libros Itaipú, la apropiación indebida e Itaipú, una victoria bien brasileña.
juanantoniopozzo@gmail.com