30 DE JULIO DE 2017
| PROYECCIÓN DEL CONSUMO INTERNOEl error y la ilusión
En el año 2005, la ANDE adquirió de Itaipú 6.571 GWh de energía. En el año 2016, la adquisición fue de 11.227 GWh. En esa porción de tiempo, 2005-2016, el incremento fue de unos 4.656 GWh de energía, una media anual de unos 423 GWh.
Es importante aclarar que 423 GWh multiplicado por 1000 es igual a 423.000 MWh. Es más, cada una de las turbinas de la usina hidroeléctrica Itaipú puede generar hasta 6.132.000 MWh de electricidad (700 MW x 365 días x 24 horas). Con dos de estas máquinas, de las veinte existentes, la ANDE habría estado en condiciones de atender con creces los 11.227.000 MWh de electricidad demandado en el año 2016.
Fueron adquiridos, en GWh, en el año 2005: 6.571; 2006: 7.366; 2007: 7.570; 2008: 7.760; 2009: 7.348; 2010: 7.272; 2011: 8.036; 2012: 8.750; 2013: 9.411; 2014: 10.644; 2015:10.939 y en el año 2016: 11.227.
Considerando estos valores y su proyección hasta el año 2022, la cantidad de energía a ser adquirida por la ANDE, en vísperas de la revisión del Anexo C, estaría por los 15.883 GWh. Habida cuenta que en los últimos años la producción media de la usina hidroeléctrica orilla los 92.000 GWh (46.000, margen derecha; 46.000, margen izquierda) la cesión anual de la energía paraguaya al Brasil se mantendría en más del 65%, unos 30.117 GWh de energía (46.000 – 15.883).
Sumado a la actitud entreguista de los órganos paraguayos de administración de Itaipú no se avizora indicador alguno que la política brasileña en Itaipú sufriría cambios que permita al Paraguay recuperar su soberanía energética, es decir su cesión de energía. Por lo menos hasta que el socio condómino pueda conseguir otra fuente substituta o hasta que reconozca que la fuerza es la herramienta menos idónea para lograr un acuerdo equitativo.
Acuerdos ejemplares entre estados asimétricos, son posibles. Entre ellos el del canal de Panamá, con los Estados Unidos y el de los hidrocarburos de Bolivia, con Brasil.
Édgar Morin, notable intelectual francés, en los “Siete saberes necesarios para la educación del futuro”, destaca como el primer saber necesario las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión. No son otra cosa que la evasión de la realidad, escondiendo la cabeza como el avestruz, para no enfrentar la verdad.
Si seguimos planificando la prosperidad del país en función de la disponibilidad de nuestra energía hidroeléctrica, secuestrada por nuestros ocasionales socios condóminos y sin visos de solución, es bueno reflexionar sobre el pensamiento de Édgar Morin: “…desconocemos que la realidad y su conocimiento sufren una reconstrucción continua a medida que nuestras ideas evolucionan. Es más, hay veces que las ideas pueden convertirse en “dioses de una religión” y nos cerramos a su interpretación a la luz de nuevas ideas”.