Itaipú, sin duda alguna, es la consecuencia lógica de un proceso cuyas fases más relevantes se gestaron en lado brasileño. Sus raíces más profundas se hunden inclusive hasta los tratados inmediatamente posteriores a la Guerra contra la Triple Alianza. Conversamos con el general Juan Antonio Pozo Moreno para conocer las aristas más pronunciadas de ese pasado pocas veces frecuentado por nuestros especialistas.
–La historia de Itaipú no comienza en 1973, porque sus raíces se hunden en el pasado, por ejemplo, en el Tratado Loizaga-Cotegipe ...
–Finalizada la Guerra del 70 y ocupado el país por tropas aliadas, el imperio brasileño trazó nuevos límites para despojar a la República del Paraguay de unos 62.000 kilómetros cuadrados de su territorio. En el Tratado de paz y límites Loizaga-Cotegipe, del 9 de enero de 1872, se pudo materializar la vieja aspiración imperial de apropiarse de los territorios situados entre los ríos Blanco y Apa y la región del Amambay. Carlos Loizaga, plenipotenciario paraguayo, no hizo más que aprobar el borrador de Juan Mauricio Wanderley, barón de Cotegipe. No obstante, el Salto del Guairá, histórica posesión de Paraguay, continuaba bajo soberanía paraguaya. Años después, otro hecho trastornaba al Paraguay. Mediante la praxis de la política de los hechos consumados, “Brasil no cejó en sus propósitos de traer a Bolivia al río Paraguay. Por el Tratado de Petrópolis, del 17 de noviembre de 1903, dispuso como propios de los terrenos situados al norte Bahía Negra hasta el Jaurú, históricamente paraguayos, para cederlos a Bolivia, y dentro de ellos la mitad de las lagunas Cáceres, Mandioré, Gaiba y Uberaba, que comunican con el río Paraguay, y donde pronto los bolivianos establecieron los puertos Suárez y Gaiba” (Efraím Cardozo. Los derechos de Paraguay sobre los Saltos de Guairá. El Lector. Reedición 2018. Colección Libro Blanco de la Ciudadanía)
–También debemos tener en cuenta en esta exploración a través de la historia de nuestro país el Tratado Complementario de 1927 y el Protocolo de 1930.
–El 21 de mayo de 1927 se firmó en Río de Janeiro el Tratado Complementario de paz y límites entre el ministro Plenipotenciario en Río de Janeiro Rogelio Ibarra y el canciller brasileño Octavio Mangabeira. En él se confirmaba que la frontera entre Paraguay y Brasil, desde el río Apa hasta Bahía Negra, es el río Paraguay. También se establecía la soberanía paraguaya sobre las islas del río epónimo.
Al respecto, el notable investigador Efraím Cardozo expresaba “… que el conocido historiador y diplomático Fulgencio R. Moreno reemplazó a Rogelio Ibarra en la Legación Paraguaya en Río de Janeiro. Le tocó firmar, juntamente con el canciller Mangabeira, el protocolo del 9 de mayo de 1930, por el cual se estipularon, conforme al artículo 3º del Tratado de 1927, instrucciones para la demarcación y caracterización de la frontera paraguayo-brasileña y no sólo en el tramo delineado por el Tratado Ibarra-Mangabeira, sino también en el determinado por el Tratado Loizaga-Cotegipe. Se concertó la constitución de una Comisión Mixta de límites y de caracterización de la frontera Paraguay-Brasil. Aunque su cometido principal se relacionaba con el levantamiento hidrográfico del río Paraguay para la determinación de la línea mediana del canal principal elegido como frontera por los artículos 1º y 2º del Tratado Complementario, le fueron atribuidas otras facultades de la mayor importancia”.
También afirmaba el Dr. Cardozo que “el protocolo Moreno-Mangabeira, emanado del Tratado Ibarra-Mangabeira, al ser cumplido sobre el terreno … fue ocasión para que el Brasil tratara de sacar el mayor provecho posible de los errores y omisiones de la caracterización de 1872 a 1874, tanto para consolidar sus adquisiciones como para intentar un nuevo despojo: apoderarse de los Saltos del Guairá. Porque si en la época del Tratado Loizaga-Cotegipe estos no le interesaron, ahora cobraban insospechada importancia, desde que la ciencia y la técnica descubrieron que eran fuente de incalculables riquezas, la reserva de energía más grande del mundo”. Pero Brasil iba por más. Itamaraty afirmaba por nota del 19 de setiembre de 1962 que, conforme al Preámbulo del Tratado de 1927, Brasil consagraba su derecho a la totalidad de los Saltos.
Ante tamaño desatino, explicaba Efraím Cardozo: “Si los signatarios del Tratado Ibarra-Mangabeira hubieran tenido el propósito de introducir innovaciones en el régimen de soberanía estatuido en el Tratado de 1872 con respecto de los Saltos, lo hubieran acordado en cualquiera de los cuatro artículos del Tratado complementario (no en el preámbulo). Y en ninguno de estos hay la menor referencia sobre los Saltos. Se limitan a trazar las fronteras sobre el río Paraguay, entre la desembocadura del río Apa y el desaguadero de la Bahía Negra. ¿Fue en el Preámbulo, entonces, como afirma el Brasil, donde se consignó la atribución de soberanía exclusiva sobre los Saltos?”.
Sin embargo, la caracterización hecha de la frontera común, conforme al Protocolo de 1930, ha llevado a la indiscutible conclusión de que los Saltos no están dentro de la exclusiva soberanía del Brasil.
–Debió esperarse, sin embargo, varios años para que se produjera en esta historia un giro de esa posición.
–Ante la imposibilidad jurídica de disponer discrecionalmente de un patrimonio ajeno y ante las protestas de Paraguay por el estudio unilateral de Brasil para la explotación energética del Salto de Guairá y en la convicción de que la fuente energética por excelencia provendría del río Alto Paraná, el presidente João Goulart, en inusual giro, cambió su decisión. En efecto, el 2 de septiembre de 1963 envió al Paraguay a su ministro de Energía y Minas, doctor Oliveira Brito, para explicar al Gobierno nacional “que ni una sola estaca se pondría en estas obras sin acuerdo pleno con Paraguay”.
Cuatro meses después, el 19 de enero del año 1964, según comunicado de la presidencia de la República del Paraguay, los presidentes de Paraguay y Brasil, en la hacienda “Tres Marías”, Mato Grosso del Sur, “acordaron suscribir un convenio para crear una Comisión Mixta Paraguayo-Brasileña para estudiar los problemas … relacionados con la construcción de la gran obra que harán conjuntamente los dos Estados y que será la de mayor importancia entre todas las de su género hasta hoy emprendidas en todo el mundo”.
João Goulart era considerado un presidente progresista vinculado con la Unión Soviética, confederación que le ofreció financiar el proyecto hidroeléctrico. Dos años antes, en 1962, los misiles nucleares soviéticos que amenazaban desde Cuba a los Estados Unidos desataron una crisis que casi devino en la Tercera Guerra Mundial. Desde entonces, quedaba proscripta la ideología marxista en América. Se agregaba a ello la escalada norteamericana en Vietnam. En el escenario de la guerra fría, cualquier clase de vínculo con el marxismo atentaba contra la seguridad nacional de los Estados Unidos.
–No debe olvidarse que hubo ocupación militar brasileña ...
–En el contexto que acabamos de describir y en sintonía con la política exterior norteamericana, los militares brasileños derrocaron al presidente Goulart el 31 de marzo de 1964. El nuevo Gobierno militar –que se proyectó hasta el año 1985– desechó el acuerdo de “Tres Marías”. Sin mediar explicaciones, en junio del año 1965, tropas del Gobierno militar brasileño ocuparon Sagaraná (conocido por los brasileños como Puerto Renato), una pequeña localidad paraguaya aledaña al Salto del Guairá.
Coincidente con la invasión –para la apropiación indebida del Salto de Guairá– estaban presentes desde el 23 de mayo de 1965 en República Dominicana las Fuerzas Interamericanas de Paz movilizadas por disposición del Consejo Permanente de la OEA. Entre sus integrantes, comandado por el general brasileño Hugo Panasco Alvin, estaban tropas paraguayas al mando del coronel Roberto Cubas Barboza.
Mientras soldados brasileños y paraguayos operaban conjuntamente en Santo Domingo con sus similares de Estados Unidos, Honduras, Nicaragua y policías de Costa Rica, tropas brasileñas ocupaban territorio paraguayo.
Cabe destacar que la guerra civil dominicana de abril del año 1965 se inició cuando un grupo de oficiales jóvenes del ejército y de la policía se propusieron restaurar el gobierno constitucional del presidente Juan Bosch, derrocado por las Fuerzas Armadas dominicanas en septiembre de 1963.
Bosch había asumido la más alta magistratura de su país el 27 de febrero de 1963 y con el apoyo del Partido Comunista abrazó un ambicioso programa de reformas. En el marco de la guerra fría y con la reciente experiencia de los misiles rusos que apuntaban desde Cuba el territorio norteamericano, la Iglesia y la Embajada de Estados Unidos encabezaron una dura campaña de oposición al Gobierno de Bosch, logrando la intervención de la OEA para impedir otro gobierno comunista en el hemisferio occidental. La Fuerza Interamericana de Paz se retiró el 21 de septiembre del año 1966, después del ascenso de Joaquín Balaguer como presidente de la República el 1 de julio de 1966.
–... Y la controversia sobre la posesión del Salto ¿cómo quedó?
–Como la vía diplomática fue infructuosa (Protocolo de 1930) y desautorizado el acuerdo anterior entre gobiernos (Acuerdo Goulart-Stroessner en “Tres Marías”), el nuevo régimen brasileño ensayó la vía militar para asegurarse la posesión del Salto de Guairá. Un curso de acción que le posibilitaba el aprovechamiento unilateral de las cataratas sin la molesta participación paraguaya. Un absurdo que violentaba el derecho internacional.
La discusión por la propiedad del Salto se basaba en la interpretación que definía la parte más elevada de la cordillera del Mbaracayú en su intercepción con el río Alto Paraná como trazado limítrofe entre ambos países. En la comprobación hecha entre los años 1962 y 1963 por la Comisión Mixta, “que las altas cumbres del Mbaracayú mencionadas en el Tratado de 1872 no son las del Sur como erróneamente se creyó en 1874, sino las del Norte, por donde en consecuencia debe trazarse la frontera”, subrayaba el doctor Efraím Cardozo. Los trabajos técnicos demarcatorios del mayor de ingenieros Emilio Meza Guerrero demostraron plenamente que el Salto estaba bajo soberanía paraguaya. Sin embargo, para la tesis brasileña el trazado fronterizo que seguía la línea del Sur era la parte más elevada de la cordillera. De esa falacia se valió el vecino país para invadir Paraguay, en junio de 1965.
–¿Qué puede decirnos del Acta Final de Foz de Yguazú, a la que muchos consideran como el pacto de la paz?
–Los reclamos diplomáticos para expulsar a los ocupantes fueron infructuosos. El general Adolfo Samaniego, por entonces oficial superior de guarnición en la zona, constató que eran cuatro los batallones invasores. Ellos formaban parte de dos divisiones del cuerpo de ejército comandado por el general Carmo, con cuartel general en Curitiba. La delegación paraguaya que verificó en el terreno el atropello fue apresada por la tropa ocupante. Para justificar la intervención, el presidente del Brasil, mariscal Humberto Castello Branco, ensayó que la ocupación era necesaria para prevenir guerrillas y contrabandos en esa región.
No obstante, la breve visita a Paraguay, en mayo de 1966 del secretario de Estado de Estados Unidos, Dean Rusk, habría logrado el 22 de junio de 1966 la suscripción por los cancilleres Raúl Sapena Pastor y Juracy Magalhaes del Acta Final de Foz de Yguazú.
Rusk, canciller del Gobierno de Kennedy y después con Johnson, muy respetado y de gran experiencia en el servicio exterior, tenía una innegable influencia en el hemisferio occidental. Fue el segundo secretario de Estado que ejerció durante más tiempo el cargo.
En el Acta Final de Foz de Yguazú, un subterfugio coyuntural, se acordó estudiar las posibilidades económicas de los recursos hidráulicos del Salto del Guairá –consensuado desde entonces por los gobiernos, aunque sin aprobación parlamentaria, como un condominio– para la construcción conjunta de una usina hidroeléctrica entre el Salto y la boca del río Yguazú. La producción eléctrica sería dividida en partes iguales entre los dos países. Por el excedente energético, se acordaba un justo precio. Brasil, una vez más, se salía con la suya blanqueando el atropello a la soberanía nacional. Recién en 1982, por efectos del embalse de las aguas represadas de Itaipú, se concretó la desocupación brasileña.
Concomitantemente, con la aprobación del Acta Final, Itamaraty lograba instalar el plan energético para el aprovechamiento del río Paraná sin el obstáculo que le significaba la soberanía paraguaya sobre el Salto de Guairá.
Como dueño condómino, para su provecho, hundió el Salto en las profundidades del Paraná, inundó la selva Atlántica y desarraigó sin contratiempo decenas de pueblos guaraníes. Para colmo, el Acta Final de Foz de Yguazú fue difundida recién en 1973, luego de la firma del Tratado de Itaipú. Excepto el condominio del Salto de Guairá y un prólogo de circunstancias, ninguna de las cláusulas aprobadas en el Acta de 1966 fue considerada en el Tratado de Itaipú. Una enorme mentira más, al que apelaba Brasil para aprovechar casi en su totalidad (93%) la producción de Itaipú.
–El Tratado, entonces, era como el coronamiento en una partida de ajedrez a favor del Brasil ...
–En una conferencia de prensa –un mes después de la firma del Tratado– que se desarrolló en el Colegio de Graduados en Ciencias Económicas el jueves 24 de mayo de 1973, a las 18.00, el canciller Sapena Pastor seguía sin admitir el embauco: “hay paridad en el reparto de energía, hay paridad en las utilidades, hay paridad en todo. Hemos conseguido paridad absoluta. En 50 años Paraguay tendrá gratuitamente un emprendimiento sin haber puesto absolutamente nada”.
Igual ingenuidad comprobamos en las declaraciones de Fernando Lugo y Luiz Inácio Lula da Silva el 25 de julio de 2009. Brasil no concedió al país ninguno de los seis puntos reclamados en la mesa de negociaciones.
No me cabe ninguna duda de que Brasil, con negociadores paraguayos que se conforman con migajas, seguirá en lo mismo durante la revisión en el 2023 del Anexo C del Tratado de Itaipú.
Goulart
El gobierno de João Goulart comunicó al Paraguay en 1963 que “ni una sola estaca se pondría en estas obras sin acuerdo pleno con Paraguay”
Comisión
En la hacienda “Tres Marías”, Mato Grosso del Sur, en 1964 los gobiernos “acordaron suscribir un convenio para crear una Comisión Mixta ...”.
Seguirá
... Brasil, con negociadores paraguayos que se conforman con migajas, seguirá en lo mismo durante la revisión en el 2023 del Anexo C ...
Ramón Casco Carreras