domingo, 18 de agosto de 2013

La entrega de la soberanía energética

18 de Agosto de 2013  

La abdicación a la soberanía energética


Vista panorámica del complejo hidroeléctrico de Itaipú. Desde la izquierda, el vertedero, la presa principal con la casa de máquinas, delante el gran embalse.
Vista panorámica del complejo hidroeléctrico de Itaipú. Desde la izquierda, el vertedero, la presa principal con la casa de máquinas, delante el gran embalse. / ABC Color
1. El Acta Final
Con motivo de reuniones sostenidas en Puerto Presidente Stroessner, Paraguay, y Foz de Yguazú, Brasil, por los ministros de Relaciones Exteriores de la República del Paraguay, doctor Raúl Sapena Pastor, y de los Estados Unidos del Brasil, general (R) Juracy Magalahes, el 21 y 22 de junio del año 1966, se produjo el acuerdo que se formalizó en el Acta Final del 22 de junio de 1966.
El documento, que definía el objeto y el fin de la sociedad, fue desviado posteriormente de su propósito original en el Tratado de Itaipú de 1973.
En el acta final, cuya primera consecuencia fue el abandono del territorio nacional de la tropa brasileña de ocupación, los cancilleres de Paraguay y Brasil acordaron:
- El estudio de las posibilidades económicas de los recursos hidráulicos del Salto del Guairá, declarado en condominio;
- La división en partes iguales entre los dos países de la energía eléctrica producida por el río Paraná desde el Salto del Guairá o Salto Grande de las Siete Caídas hasta la boca del río Yguazú;
- El justo precio por la energía sobrante y el reconocimiento a cada país del derecho de preferencia para la adquisición de la energía no utilizada y,
- La suspensión “sine die” de los trabajos de la Comisión Mixta de Límites y Caracterización de la Frontera Paraguay-Brasil.
Conclusiones del Acta de Foz, 1966
“I. SE MANIFESTARON acordes los dos cancilleres en reafirmar la tradicional amistad entre los dos pueblos hermanos, amistad fundada en el respeto mutuo y que constituye la base indestructible de las relaciones entre los dos países;
II. EXPRESARON el vivo deseo de superar, dentro de un mismo espíritu de buena voluntad y de concordia, cualesquiera dificultades o problemas, encontrándoles soluciones compatibles con los intereses de ambas naciones;
III. PROCLAMARON la disposición de sus respectivos Gobiernos de proceder, de común acuerdo, al estudio y evaluación de las posibilidades económicas, en particular de los recursos hidráulicos, pertenecientes en condominio a los dos países, del Salto del Guairá o Salto Grande de las Siete Caídas;
Justo precio
IV. CONCORDARON en establecer, desde ya, que la energía eléctrica eventualmente producida por los desniveles del río Paraná, desde e inclusive el Salto del Guairá o Salto Grande de las Siete Caídas hasta la boca del río Yguazú, será dividida en partes iguales entre los dos países, siendo reconocido a cada uno de ellos el derecho de preferencia para la adquisición de esta misma energía a justo precio, que será oportunamente fijado por especialistas de los dos países, de cualquier cantidad que no sea utilizada para satisfacción de las necesidades del consumo del otro país;
V. CONVINIERON asimismo los cancilleres en participar de la reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de los Estados ribereños de la Cuenca del Plata, a realizarse en Buenos Aires, a invitación del Gobierno argentino, a fin de estudiar los problemas comunes del área, con miras a promover el pleno aprovechamiento de los recursos naturales de la región y su desarrollo económico, en beneficio de la prosperidad y bienestar de las poblaciones; así como a rever y resolver los problemas jurídicos relativos a la navegación, balizamiento, dragado, pilotaje y practicaje de los ríos pertenecientes al sistema hidrográfico del Plata, la exploración del potencial energético de los mismos, y a la canalización, represamiento y captación de sus aguas, ya sea para fines de irrigación, o para la regularización de las respectivas descargas, de protección de las márgenes o facilitación del tráfico fluvial;
VI. CONCORDARON en que las Marinas respectivas de los dos países procederán, sin demora, a la destrucción o remoción de los cascos hundidos que ofrecieren actualmente riesgos a la navegación internacional de aguas del río Paraguay;
VII. EN LO RELATIVO a los trabajos de la “Comisión Mixta de Límites y Caracterización de la Frontera Paraguay-Brasil”, convinieron los dos cancilleres en que dichos trabajos serán proseguidos en la fecha que ambos Gobiernos lo estimen conveniente;
VIII. SE CONGRATULARON finalmente los dos cancilleres, por el espíritu constructivo que prevaleció durante las conversaciones y formularon votos por la siempre creciente y fraternal unión entre el Paraguay y el Brasil comprometiéndose además a no escatimar esfuerzos para estrechar cada vez más los lazos de amistad que unen a los dos países.
Desvío
El documento, que definía el objeto y el fin de la sociedad, fue desviado de su propósito original en el Tratado...
(*) General (R), autor de los libros: Itaipú, la apropiación indebida. Itaipú, una victoria bien brasileña e Itaipú, historia de un fraude.

domingo, 11 de agosto de 2013

¿Por qué seguir pagando?

11 de Agosto de 2013  

El nuevo gobierno tiene la palabra


A) Cuando se firmó el Tratado de Itaipú en 1973, la obra se presupuestó en torno a los US$ 2.033.000.000 para la instalación de 14 máquinas de 765 MW, un promedio aproximado de US$ 200 por kW instalado.
Según el ingeniero Guillermo López Flores, actual director interino de Yacyretá, en noviembre de 1973, el proyecto avanzado aumentó a US$ 3.444.240.000.
En 1975, la Eletrobrás (Centrales Eléctricas Brasileñas SA) prestó a Itaipú, para la construcción de la obra, US$ 3.566.000.000.
En enero de 1976, el presupuesto final de la obra sufrió un notorio aumento y fue estimado en US$ 5.851.650.000.
En su réplica al estudio preliminar realizado por el renombrado economista estadounidense Jeffrey Sachs y su equipo de la Universidad de Columbia sobre la deuda de Itaipú, la Dirección Financiera Ejecutiva del ente binacional y las autoridades brasileñas se obligaron a reconocer que para una inversión directa de US$ 12,4 mil millones, la entidad binacional había pagado por el servicio de la deuda, hasta fines de 2012, la colosal suma de US$ 57,9 mil millones, en total incongruencia con los estándares financieros internacionales.
Según publicó ABC Color en su editorial del 4 de agosto de 2013, la Eletrobrás, la mayor empresa mixta de servicio eléctrico del Brasil, obligó a Itaipú a contratar, en una primera fase a tasas usurarias, con plazos menores de diez años, cerca de US$ 27,1 mil millones. De este monto, US$ 12,4 mil millones fueron utilizados en inversiones directas y el resto, unos US$ 14,7 mil millones fueron destinados a solventar el abuso financiero de las sistemáticas “prórrogas” de tales empréstitos usurarios de corto plazo.
Itaipú, afirmaba el editorial, continuó endeudándose para atender casi exclusivamente “la amortización y pago de cargas de las financiaciones usurarias prorrogadas sistemáticamente, debido a que las mismas continuaban siendo inferiores a 10 años en plazos, hasta llegar a la friolera de los US$ 57,9 mil millones pagados hasta fines de 2012, como queda señalado más arriba. ¡Más de 4,6 veces el costo directo de la usina, solo hasta el 2012!”.
B) Escandalosa evolución de la deuda contraída con la Eletrobrás.
- 1975: US$ 3.566 millones.
- 1990: saldo deudor renegociado durante el gobierno del general Andrés Rodríguez: US$ 9.336 millones.
- Julio 1994: US$ 10.837 millones
- Diciembre 1994: US$ 15.420 millones, cifra aumentada en cinco meses por efectos del Plan Real.
- 1997: saldo deudor renegociado durante el Gobierno del ingeniero Juan Carlos Wasmosy: US$ 16.225 millones.
Al pasivo, antes de la renegociación con la Eletrobrás, de US$ 12.031,1 millones se le adicionaron una deuda calificada como vencida de US$ 4.193,5 millones. Esta inclusión elevó la deuda a un total de US$ 16.225 millones.
La inclusión de la deuda vencida tiene que ver con la venta del servicio de electricidad a las empresas compradoras (98% brasileñas, 2% paraguaya) por debajo del costo. De la deuda generada por el subsidio, calificada de ilegal por la Comisión Bicameral de Investigación del Congreso y la Contraloría General de la República, se hizo cargo Itaipú y no las empresas compradoras como era de esperar.
Según cálculos conservadores, “la tarifa social”, entre marzo de 1985 y febrero de 1990, cincuenta y nueve meses, arrojó una pérdida de US$ 525,5 millones. Representa un 12,5% de la deuda vencida. El resto, el 87,5%, son los saldos y retazos o los efectos del Plan Real, que se le añadieron hasta redondear US$ 4.193,5 millones.
C) Deuda con la Eletrobrás al 31 de diciembre de 2007 (Gobierno del abogado Nicanor Duarte Frutos).
Luego de la renegociación del 31 de marzo de 1997, a pesar de abonarse las cuotas correspondientes a 1997, 1998, 1999, 2000, 2001, 2002, 2003, 2004, 2005, 2006 y 2007, un total de US$ 14.819,5 millones, el saldo deudor con la Eletrobrás no bajaba de US$ 17.037,5 millones (ABC 2 octubre 2011).
Una extraña matemática
Recién el año 2010, luego de catorce años, el saldo de la deuda bajó a US$ 15.715,6 millones, unos US$ 509,4 millones por debajo del arreglo original.
Según los contratos 1480/97; 1627/97; 1628/97, en el año 2023, Itaipú abonará a la Eletrobrás un total de US$ 45.631,50 millones. Entre 1997 y 2023, desembolsará una media anual de unos US$ 1.690 millones (Suplemento Económico ABC Color 2 octubre 2012, p. 3).
D. Factores exógenos cargados a la deuda con la Eletrobrás en millones de dólares americanos.
Plan Real (1994): US$ 4.583
Deuda vencida (1997): US$ 4.193,5
Factor Ajuste (1997-2005): US$ 5.683,2
Moratoria Líneas B y C (1997): US$ 6.098,4
Total: US$ 20.558,1
E. Este tipo de abusos no es inédito. Lo sufrió Panamá desde 1914. No obstante, los sostenidos reclamos del general Torrijos a los Estados Unidos condujeron en 1977 al Pacto Torrijos-Carter para recuperar el canal panameño. Desde su vigencia en 1999, Panamá recuperó la soberanía sobre el canal de su propiedad y sus relaciones con los Estados Unidos siguen con total normalidad.
Lo mismo ocurrió con el gas boliviano, bajo control de Petrobrás, hasta que Bolivia decidió en el 2006 nacionalizar las exploraciones y los negocios de petróleo y el gas. Las relaciones del país del altiplano con Brasil siguen invariables.
¿Y Paraguay?
Para la Comisión de Entes Binacionales Hidroeléctricos, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores, la deuda ya fue suficientemente honrada. Sin embargo, Itaipú, obedientemente, sigue abonando puntualmente sus cuotas anuales conforme al calendario de pagos.
En el año 2009, en concepto de préstamos a la Eletrobrás y Tesoro brasileño desembolsó US$ 2.066 millones.
En el año 2023, la entidad binacional pagará más de doce veces el préstamo original concedido por la Eletrobrás, una friolera de US$ 45.631,5 millones.
F. ¿Por qué el Estado paraguayo en su condición de copropietario de la binacional debe seguir aceptando a este escandaloso abuso?
Según conclusiones de febrero de 2012 de la CGR “Desde su puesta en funcionamiento, Itaipú comenzó a operar a prueba y en forma gratuita para posteriormente hacerlo, casi siempre, a una tarifa por debajo del costo del servicio de electricidad, transgrediendo desde sus inicios el Art. IV.1 (Ingresos) y el numeral III (Costo del servicio) del Anexo C del Tratado y sus Anexos”.
“Esta situación –prosigue– se debió, fundamentalmente, a que las sumas no percibidas por Itaipú por la falta de aplicación de la tarifa real –es decir, la legal de acuerdo al Tratado– incidieron directamente en el aumento del pasivo de Itaipú debido a que las sumas recaudadas no cubrían el costo operacional de la misma ni suministraba los montos necesarios para el pago de las amortizaciones y cargas financieras de los préstamos tomados, según en el punto III del Anexo C del Tratado”.
Continuaba explicando la Contraloría, “Lo lamentable e injusto es que el resultado de las medidas adoptadas haya sido beneficioso precisamente para Eletrobrás en detrimento de la propia entidad binacional, cuyo principal acreedor financiero siempre fue y sigue siendo la propia Eletrobrás, en su momento propiedad exclusiva del Estado brasileño y hoy empresa mixta con participación privada, que transfirió su previsible déficit financiero a la binacional que, para este caso particular es, sin duda alguna, propiedad del Paraguay y del Brasil, en equitativas partes iguales.
Esta circunstancia pareciera haber sido olvidada por los integrantes paraguayos del Consejo de Administración de aquel entonces, que priorizaron los intereses del país vecino, dejando de lado los intereses del país que representaban”.
¡Colosal! 
La entidad binacional Itaipú, por el servicio de su deuda, hasta fines de 2012 había pagado la colosal suma de 57.900.000.000 de dólares.
Ilegal
De la deuda generada por el subsidio, ilegal para la CBI y para la Contraloría, se hizo cargo Itaipú y no las empresas compradoras como era de esperar.
juanantoniopozzo@gmail.com
(*) General (R). Autor de los libros:
“Itaipú, la apropiación indebida”,
“Itaipú, una victoria bien brasileña” e
“Itaipú, historia de un fraude”

domingo, 4 de agosto de 2013

Una breve reseña sobre Itaipú

La historia de un fraude 

Publicado el 4 de agosto de 2013 en el Suplemento Económico de ABC Color.
 
El Brasil, para la explotación en el tramo limítrofe de los recursos hidráulicos del Paraná, carente de alternativas, se vio obligado a asociarse con el Paraguay y simuló un aprovechamiento equitativo del caudaloso río.
El embuste está conectado con el Tratado Secreto de la Triple Alianza de 1865. El documento, para legitimar la requisa por el Imperio brasileño de unos 62.325 kilómetros cuadrados de territorio nacional, quedó protocolizado en el Tratado de Paz y límites de 1872.
Cien años después, en otro arreglo secreto formalizado en el Tratado de Itaipú de 1973, se ratificaba el condominio del Salto del Guairá hasta entonces paraguayo y se establecía la cesión gratuita de la energía no utilizada por el Paraguay a la Centrais Elétricas Brasileiras SA (Eletrobras) de la República Federativa del Brasil. Mañosamente, el costo de la compensación por la energía cedida se cargó a la generadora Itaipú.
De esta manera, el ocasional socio condómino, confabulado con los negociadores paraguayos, consiguió el control de Itaipú y se apropió de la energía paraguaya generada en la usina hidroeléctrica.
El régimen gobernante no solo aceptó el condominio de las cataratas del Salto, también cedió la electricidad excedente, resignó la cogestión paritaria y la vigilancia de la margen derecha.
Estas increíbles abdicaciones, ratificadas por la mayoría oficialista del Congreso Nacional el 17 de julio de 1973, fueron necesarias, según justificaban sus promotores, para preservar un ambiente libre de amenazas a la seguridad nacional.
En opinión de Luis María Ramírez Boettner, ministro de Relaciones Exteriores (1993-1996), el Tratado de Itaipú es un acuerdo justo. Paradójicamente, se vio involucrado en la gestión del nuevo estatuto de 1995 que intentaba corregir las escandalosas asimetrías de los estatutos anteriores. A pesar de la cuestionable equidad estatutaria, para el confiado excanciller “…el Tratado de Itaipú es sumamente favorable al Paraguay y constituye un acto de comprensión entre los dos países que buscan un entendimiento amplio para el desarrollo de ambas partes” (RAMÍREZ BOETTNER, Luis María. 2006. Memorias, p.85).
Por su parte, Efraín Enríquez Gamón, principal vocero de la mesa de negociaciones instalada en el 2008 que exigía la libre disponibilidad y el precio justo de la energía no utilizada por el Paraguay, en 1975 lisonjeaba al régimen que condujo con hermetismo las negociaciones previas al Tratado y conscientemente abdicó a la soberanía energética. No escatimaba elogios para resaltar que “Más, en lo que toca a la profundidad y extensión de la discusión del Tratado de Itaipú en el Paraguay, que es el aspecto del cual nosotros nos ocupamos, el crédito habría que abonar al Gobierno, en primer término; sencillamente porque haya permitido, conforme lo establecen las leyes, que el asunto se discuta en todos los niveles posibles” (ENRÍQUEZ GAMÓN, Efraín. 2007. 2ª Ed. Itaipú aguas que valen oro).
Más realista, Antonio Palazón Ibieta, presidente del Tribunal Ético Contra la Impunidad, advierte que el Tratado de Itaipú fue solo un medio con el que Stroessner “…logró su seguro con Itamaraty, quien luego lo protegió hasta su muerte” (PALAZÓN IBIETA, Antonio. 2010. Lágrimas y esperanzas de generaciones postergadas. p. 2).
No obstante, el ex director general paraguayo Mateo Balmelli, en la misma línea del pensamiento oficialista que aprobó el infortunado documento, advierte con aprensión que “Pretender forzar la situación para que un Estado reconozca que explotó y sustrajo riquezas de otro constituye un desaguisado al cual se apela cuando se está en condiciones de poder llevar el uso de la fuerza a la práctica” (BALMELLI, Mateo. 2011. Itaipú una reflexión ético-política sobre el poder. p.192).
Por otro lado, el abogado Eduardo De Gásperi plantea, como alternativa válida para la política internacional del Paraguay, la anulación del Tratado de Itaipú a la luz de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados. El jurista entiende el acuerdo como “…una desviación de la buena fe del objeto y fin del Tratado…”.
Hasta el momento, el Paraguay carece de un documento oficial que haga pública su posición ante la comunidad internacional sobre esta otra rapiña perpetrada por los gobiernos de facto brasileños y posteriormente ratificadas por los sucesivos gobiernos democráticos.
El periodista Armando Rivarola propone “designar a un diplomático paraguayo de probada experiencia e intachable reputación, con excelente dominio del inglés, que estudie profundamente el tema y se empape de la posición paraguaya, para que actúe de vocero, responda las preguntas de periodistas y funcionarios extranjeros, y defienda el documento en todos los ámbitos y foros que lo reclamen”. “Esta es una batalla, hay que actuar”, formula Rivarola. Por otro lado, el doctor Jeffrey Sachs nos recuerda que la parte de la deuda correspondiente al Paraguay ya fue suficientemente honrada, abriendo un escenario promisorio a las debidas reivindicaciones en Itaipú.
Leonino Tratado
En el leonino Tratado de Itaipú –que para esquivar los organismos de control estatal los abogados paraguayos rentados por la margen derecha construyeron un blindaje jurídico– se entregó más que la soberanía energética. También se dejó atado el desarrollo económico y social del país al arbitrio de los gobiernos brasileños que desde los años sesenta se encargaron de exportar miles de agricultores y ganaderos, reconocidos como brasiguayos, a la franja de seguridad fronteriza del territorio nacional.
Lo que queda en claro es que la sustracción por el Brasil de la riqueza industrial más significativa del Paraguay –conseguida sacrificando las cataratas del Salto, inundando vastas extensiones del bosque Atlántico, desarraigando más de treinta y seis poblaciones nativas hoy mendigos sin tierra, obstruyendo el río Alto Paraná–, con hondo impacto en su población más carenciada, sigue invariable, comprometiendo gravemente la independencia nacional tan trabajosamente consolidada por los padres de la Patria.
Itaipú es otro testimonio en los tiempos que corren de la expansión brasileña. Nuestro principal vecino, con mejor disimulo, sigue emulando a sus ancestros “bandeirantes” que desplazaron violentamente poblaciones nativas para expandir su colonia en Suramérica. “Las fronteras habían crecido y los villanos bandeirantes se tornaban héroes”, subraya Alfredo Boccia Romañach, autor de “Paraguay y Brasil, crónica de sus conflictos” (Ed. El Lector, 2.000 p.126).
José Bonifacio (1763-1838), patriarca de la independencia brasileña, lamentando las víctimas esclavas de los pueblos aborígenes y de color, sentenciaba: “Ninguna nación pecó tanto contra la humanidad como la portuguesa”. Nosotros agregamos: ninguna nación perjudicó tanto al Paraguay como la brasileña.
Rapiña
Paraguay carece de un documento oficial que haga pública su posición ante la comunidad internacional sobre esta otra rapiña perpetrada.
Espacio
Jeffrey Sachs nos recuerda que la deuda correspondiente al país ya fue suficientemente honrada, abriendo un espacio promisorio a reivindicaciones.