10 DE JULIO DE 2016
| MUCHOS CONTRATISTAS NO SON VÍCTIMAS, SINO CÓMPLICESLa corrupción y los abusos del poder
Corrupción es la acción de corromper o corromperse. En el ámbito público, el que nos interesa, es la situación o circunstancia en que los funcionarios públicos u otras autoridades públicas están corrompidos.
Harto de tanta corrupción entre los miembros del Gobierno, en una reunión con empresarios chilenos de Santiago, el presidente Horacio Cartes hizo duros cuestionamientos a las organizaciones gremiales del sector privado de nuestro país.
En una parte, el recientemente electo mandatario señalaba que “el sector privado es el gran cómplice, el gran actor de las debilidades del Gobierno”. Después agregó: “… basta ser proveedor del Estado para respaldar cualquier cosa. Desde hace décadas hay un ‘empresariado’ fraudulento, incapaz de competir sin el amparo de las autoridades corruptas, a las que suele estar ligado por lazos de amistad, de parentesco o de simple complicidad para delinquir”.
Entre víctimas y cómplices
En efecto, muchos de los que contratan con el Estado no son víctimas, sino cómplices de la corrupción. Las víctimas son los empresarios honestos, que ni ofrecen ni aceptan coimas.
“Las organizaciones gremiales deberían defender con mayor vigor a los empresarios que se ajustan a la ley y repudiar con mucha firmeza a los supuestos empresarios que participan en el saqueo de los fondos públicos” (ABC Color, 18 de setiembre de 2013).
Cartes, sin dudas, asociaba con claridad esta colusión o pacto con el crimen organizado como una traba importante que obstaculizaría sus nuevas gestiones
Por otro lado, Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino, en la décima segunda edición, octubre 1993, de su libro “Robo para la corona, los frutos prohibidos del árbol de la corrupción”, argumentaba:
“Lo nuevo no es la corrupción, sino el debate sobre ella. Herederos de Maquiavelo, jacobinos y ultramontanos tratan de purificar las sociedades corrompidas con un acto de fuerza … Su mención ha servido para justificar el acto de fuerza, ya se trate de un golpe militar, o de una convocatoria a elecciones libres que pongan fin al gobierno surgido de un golpe militar…”.
Verbitsky agregaba: “Si la sucesión de gobiernos elegidos por el voto no parece amenazada, está en cuestión el modo en que ejercen el poder …”
El ejercicio del poder
a.- Cuando el poder no respeta el marco legal se ubica por sobre la justicia manipulándola a su antojo. Entonces, para su ejercicio correcto, es condición esencial ceñirse a los dictados de la ley.
Entre tanto, no es pertinente crear un rubro –aunque destinado a la acción social– rompiendo un acuerdo, compromiso o tratado como en Itaipú.
En la entidad binacional, fuera de su misión tradicional –generar energía limpia y barata–, se improvisó otra concomitante: “Generar energía eléctrica de calidad, con responsabilidad social y ambiental, impulsando el desarrollo económico, turístico y tecnológico, sustentable en el Paraguay y en el Brasil”.
Como acción benéfica, alterando el Tratado, se apeló a la improvisación. En este afán, Itaipú ahora vende como producto no la potencia puesta a disposición de las compradoras, sino energía. Para ello, los responsables clasificaron la energía, que es la misma pero con tarifas distintas, en garantizada y en adicional a la garantizada.
La primera con responsabilidad de honrar todos los componentes del costo del servicio de electricidad o funcionamiento de la fábrica, compromete los royalties o alquiler del río Paraná, como aportes al Tesoro público.
No obstante, la energía adicional, sin compromiso con los ítems del costo del servicio de electricidad y sin control estatal alguno, quedó destinada para los gastos sociales. Un absurdo que rompe el esquema jurídico para gestionar el bien público.
b.- Pero los más abusados por el poder de turno son las fuerzas armadas. Víctimas propiciatorias, su proverbial disciplina y obediencia es manipulada permanentemente en función a objetivos, en apariencias, “superiores”.
Los casos, desde la transición, no tienen solución de continuidad.
Sin embargo el último, que raya en la insolencia y descarta la Constitución Nacional y otras leyes relacionadas con el ambiente, es particularmente notable.
El Poder Ejecutivo, a través del Ministerio de Defensa Nacional, la Senavitat y la Itaipú Binacional, están realizando trabajos en el predio del RC 4 “Acá Carayá”.
Es importante señalar que el 4 de Caballería fue una de las unidades que soportaron a pie firme el embate de los bravos bolivianos el 4 de julio de 1933, en la batalla de Nanawa. La heroica gesta, en suelo sudamericano, en el siglo pasado no tiene parangón.
No escapa a la observación el detalle que dicho predio aún no ha sido desafectado de las Fuerzas Armadas de la Nación, mediante ley del Congreso Nacional. Tampoco, fue considerada la desafectación onerosa de tal suerte a posibilitar la aplicación de los recursos así obtenidos a la defensa nacional.
Con todo ello, es más que evidente que con actos de fuerza no se puede purificar a las sociedades. La estrategia recomendada consistiría, coincidiendo con Verbitsky, en el modo de ejercer el poder.
juanantoniopozzo@gmail.com
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