Más de lo mismo
El Tratado de Itaipú, sus anexos y notas reversales, son las herramientas diplomáticas aprovechadas por Itamaraty para la apropiación indebida de Itaipú.
Los resultados de la aplicación de lo pactado son evidentes: el 93% del aprovechamiento de la producción hidroeléctrica para Brasil y solo el 3% para Paraguay.
En el mismo sentido, el Acta Bilateral del 24 de mayo de 2019, a no ser por la firme oposición de patriotas, funcionarios de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), fue adecuado por la Eletrobras para otra humillante abdicación para causar un inusitado aumento de la tarifa, que deben abonar los consumidores paraguayos, de la electricidad generada en Itaipú.
Renuncia a nuestra riqueza energética
El Tratado de Itaipú, cuyo objeto y fin (equidad entre las partes) había sido reformulado por Itamaraty en el transcurso de su contenido, aseguraba para Brasil toda la producción energética de Itaipú. Al establecer con malicia el derecho de adquisición de la energía no utilizada abría las puertas a la Eletrobras para el aprovechamiento casi completo de la producción de la central hidroeléctrica.
En ese menester, en 2018 fue cedida a la Eletrobras a título gratuito 32.897.000 de MWh de los 47.941.000 MWh de la electricidad correspondiente a Paraguay. Con la asunción del presidente Jair Bolsonaro, el tesoro brasileño se desentendió del pago de la compensación para responsabilizar de ello al cliente que consume la electricidad cedida por Paraguay.
Compensado a US$ 10 cada MWh de electricidad cedida totaliza US$ 328,9 millones. Esta misma energía comercializada en el mercado SE/CO brasileño, al cambio actual, costaría unos US$ 1.644 millones (32.897.000 MWh x US$ 50). La pérdida para el país es desastrosa.
La compensación, al formar parte del costo de servicio de electricidad de la central hidroeléctrica, la pagó Itaipú hasta 1986. Hasta el 2017 fue solventada por el Tesoro brasileño. Actualmente la compensación paga el consumidor brasileño.
A la Eletrobras, que no paga por la cesión del excedente energético, solo constriñe su calidad de agente de retención de la plata de los compradores brasileños quedando exonerado de cualquier responsabilidad.
Esta asimetría, con tintes de legitimidad, intentó salvar el entonces presidente brasileño, Luis Inácio Lula da Silva, reconociendo en la Declaración Conjunta de presidentes del 25 de julio de 2009, el derecho de adquisición de Paraguay de la energía que no utiliza conforme a los términos del Tratado.
En efecto, en la cláusula 6° de la declaración, el Brasil reconocía por primera vez “…la conveniencia de que la ANDE pueda gradualmente, a la brevedad posible comercializar en el mercado brasileño, energía de Itaipú correspondiente a los derechos de adquisición del Paraguay, inclusive de que Paraguay y Brasil puedan comercializar energía de Itaipú en terceros mercados a partir del 2023”.
No se conoce, en los últimos diez años, que los órganos de administración del lado paraguayo de Itaipú hayan gestionado la substitución de la Eletrobras por la ANDE en la comercialización del excedente en el mercado brasileño. No obstante, no toda la culpa de esta humillante inequidad se puede atribuir exclusivamente al socio condómino; más bien hay que buscar las causas en las autoridades nacionales responsables de este bien estratégico.
Hoy, apretados por la proximidad del 2023, y con singular apremio la ANDE, con auxilio del Congreso Nacional, está empeñada en completar la infraestructura necesaria para el retorno del 50% de nuestra electricidad articulando las líneas necesarias de 500 kV.
El costo de la repatriación de la electricidad paraguaya es oneroso. De haberse gestionado a tiempo el modo de su comercialización en el lado brasileño hubiese significado un dinero suficiente para la construcción de la infraestructura que requiere la vuelta a sus lares de la electricidad paraguaya.
Una estúpida negligencia que sirvió para ahondar la miseria del pueblo paraguayo.
La esclusa de navegación
Paraguay, cuya política exterior se basa en la libre navegación de los ríos internacionales, aumentó su enclaustramiento con la construcción de la represa de Itaipú.
Dicha construcción que represó las aguas del río Paraná, no solo encerró al país, también sumergió bajo las aguas del Paraná el irrepetible Salto de Guairá, el bosque Atlántico con su fauna y numerosas comunidades de guaraníes que vivían saludablemente del supermercado de la selva.
El elevado murallón que impide la libre navegación del río Paraná, interrumpe abruptamente la movilidad de la gente y el tráfico hacía el Río de la Plata de la producción nacional.
La libertad de circulación por los ríos internacionales constituye un principio internacional proclamado por el Paraguay desde las umbrales de su independencia. En 1812, la Junta Superior Gubernativa en el Paraguay (Presidente: teniente coronel Fulgencio Yegros; Vocales: doctor José Gaspar de Francia, capitán Pedro Juan Caballero, presbítero Francisco Javier Bogarín, don Fernando de la Mora) hizo suyo ese principio frente a las trabas impuestas para la navegación del río Paraná. Tres años después, el Congreso de Viena de 1815 proclamó esta apertura que fue garantizada en numerosos compromisos internacionales.
Sin embargo, en el Anexo B del Tratado de Itaipú (Instalaciones y obras auxiliares destinadas a la producción de energía eléctrica) que hace referencia a las obras para la navegación son deprimentes.
En el evento llevado a cabo en el edificio capitalino de la entidad los días 31 de julio y 1 de agosto de 2018, el director general paraguayo señalaba:
“El proyecto plantea la construcción de un canal de desvío con cuatro esclusas a la altura de la represa, permitiendo así la navegabilidad a lo largo del río Paraná. Con esta obra podrán salvarse los 128 metros de diferencia en la altura, existentes entre las cotas de niveles del río, a cada lado de la represa de Itaipú”.
Seguidamente agregó: “Los datos del estudio de factibilidad confirman que esta obra es una posibilidad, veremos cómo hacerlo, nuestro compromiso como Itaipú es entregar a las Altas Partes. Entendemos que es un tema a ser debatido y acordado entre los gobiernos del Paraguay y el Brasil, pero vemos que todo indica que esto puede ser una de las obras emblemáticas del próximo gobierno…”.
Todo ello significa que sin la anuencia brasileña no se podrá construir la esclusa de navegación necesaria a los intereses de Paraguay. Es la muestra como Brasil, en función a sus beneficios, tiene amarrado no solo a Itaipú sino además al Paraguay.
Acta
“El Acta Bilateral fue adecuado para otra humillante abdicación para causar un inusitado aumento de tarifas que iba sufrir la población”.
* General (R) Investigador y autor de varios libros sobre Itaipú Binacional.
Juanantoniopozzo@gmail.com
0 comentarios:
Publicar un comentario