domingo, 6 de enero de 2013

Los peligros de los actos secretos


Por General (R) Juan Antonio Pozzo Moreno (*). Artículo publicado en Abc Color el domingo 6 de enero de 2013.

El Tratado de Itaipú del 26 de abril de 1973, aprobado por el Congreso Nacional el 17 de julio del mismo año, sigue siendo cuestionado duramente por la opinión pública. El acuerdo, negociado en secreto, fue celebrado entre los presidentes de Paraguay y Brasil, generales de ejército Alfredo Stroessner Matiauda y Emilio Garrastazú Médici y sus plenipotenciarios, doctor Raúl Sapena Pastor y embajador Mario Gibson Barboza.
Vista aérea del complejo hidroeléctrico Itaipú. Vertedero, presa principal, casa de máquinas, etc. / ABC Color
Cabe recordar que mediante el Tratado de Itaipú se formalizó la entrega gratuita al Brasil de la totalidad del excedente energético y el control de la seguridad de áreas territoriales bajo soberanía nacional. Y como si fuera poco, la Nota Reversal Nº 1 del 26 de abril de 1973, dejó a cargo del vecino país la Dirección General y las Direcciones Técnica y Financiera. Sapena Pastor, al referirse al peso desequilibrante que otorgaba el dominio de la Dirección General, expresó que “…lo hemos hecho deliberadamente, la primera diferencia que no es igualdad” (Editorial ABC Color del 30 de mayo de 1973). Estos descalabros asimétricos, que sabotean la cogestión paritaria, fueron morigerados a partir del 1 de noviembre de 1973, cuando cada parte se encargó de custodiar su propia margen.
Y desde 1986, el Estado brasileño en vez de Itaipú, se comprometió a abonar la ínfima tarifa por la cesión de energía. Como dato llamativo, en el mismo año, después de trece años de adjuntazgo con voz pero sin voto, el director adjunto Debernardi ascendió a director general. Sin embargo, estos maquillajes no alcanzaron hasta hoy día a las poderosas Direcciones Técnica y Financiera, responsables de regular la soberanía energética del Paraguay. Aparte de destacar la propaganda oficial que el Paraguay solo aportaba el agua, abundaron otros argumentos oficialistas a través de sus principales exponentes para tratar de convencer a los incautos sobre la excelencia del acuerdo de Brasilia de 1973. Algunos de ellos, todos opuestos a los intereses de la nación son:
1) Enzo Debernardi en “Apuntes para la historia política de Itaipú” justificaba la cesión obligatoria del excedente energético al Brasil a la falta de interés de la Argentina u otro vecino en adquirirlo. También consideraba como razonable la irrisoria tarifa a ser abonada por Itaipú como compensación, en vez del precio justo acordado en Foz de Yguazú, porque según afirmaba, el socio no tendría inconvenientes en generar de fuentes propias la electricidad demandada por su mercado.
- La verdad es que Brasil no disponía, ni dispone hasta ahora, otra generadora del porte de Itaipú que impulsó y sigue sosteniendo su desarrollo. No obstante estar prohibido, contrariando los pronósticos de Debernardi, los brasileños intercambian en el convertidor Garabí energía de Itaipú con los argentinos sin participación paraguaya. En Garabí, sobre el río Uruguay, entre Corrientes y Río Grande del Sur, se convierte de un ciclo a otro la energía de Itaipú y de Yacyretá.
2) Carlos Augusto Saldívar, principal negociador del Tratado con Raúl Sapena Pastor, Enzo Debernardi, Alberto Nogués y Ezequiel González Alsina, en parte de su pintoresca exposición a fines de mayo de 1973 en el Senado para aconsejar la aprobación y ratificación del Tratado, refiriéndose al Artículo XIII, que reemplazó el “derecho de preferencia” por el “derecho de adquisición”, que entregaba obligatoriamente al Brasil el excedente paraguayo expresó: “El Artículo XIII reproduce el Acta Final firmada en Foz de Yguazú; consagra nuevamente como el Acta Final, la división en partes iguales entre los dos países de la energía producida por el aprovechamiento. Aquí se consagra –repito– un instrumento que en su momento fue objeto de dudas y ataque” (Aguas que valen oro. ENRÍQUEZ, p. 117).
- Se fue por las ramas. En ningún momento de su extensa exposición explicó por qué desapareció el “derecho de preferencia” y el “justo precio” acordado en el Acta Final de Foz de Yguazú de 1966.
Sin embargo, según el expositor, la soberanía de la República estaba a salvo: “En los documentos en estudio, Señor Presidente, hemos visto, que los factores de la seguridad nacional están a cubierto y los objetivos nacionales permanentes de la Nación paraguaya –que deben ser cumplidos siempre– aparecen en toda la letra y el espíritu del Tratado. Por eso la Comisión ha basado el punto primero de su dictamen en esta fórmula axiomática para nosotros los mayoritarios, que dice la integridad territorial y la soberanía de la República están a salvo en todo momento” (ENRÍQUEZ, p. 90).
- Un discurso que encubría lo esencial. Siempre se guardó, en su perorata, de mencionar la inconstitucional autorización a la seguridad brasileña para intervenir en la margen derecha.
Al referirse Saldívar al parágrafo 3º del Artículo XV del Tratado, recitó triunfalmente: “La ITAIPÚ incluirá, además, en su costo de servicio, el monto necesario para compensar a la Alta Parte Contratante que cede energía a la otra”. “…Por eso se llama ‘compensación’. No es compensación por vender un derecho o ceder un derecho. ¡En absoluto se cede ese derecho, Señor Presidente! ¡Porque el derecho es firme!, ¡el derecho inalterable! Lo que se cede es la energía: ¿y por qué cedemos energía? ¡Porque es nuestra! Primero tiene que ser nuestra en virtud del derecho y esa energía que nos pertenece en virtud de nuestro derecho, la cederemos, en cuanto así convenga a nuestros intereses” (ENRÍQUEZ, p.151).
- En ningún momento se refirió al “justo precio” por la energía excedente acordado en el Acta Final de Foz de Yguazú que desapareció por completo. Por la “cesión” solo se fijó una cifra ínfima como compensación que, para más, fue incluida en el costo de servicio de electricidad de la entidad binacional. Itaipú debía pagar la compensación y el Paraguay como “la otra Alta Parte contratante” estaba obligado autocompensarse.
No en balde ABC Color, en su editorial del 30 de diciembre de 2012, preocupado por los pactos pocos transparentes, temeroso de que se repitan las tristes experiencias de Itaipú y de Yacyretá con la cuestionada empresa canadiense con base en Montreal, Rio Tinto Alcan, advierte a la opinión pública que: “…el oculto Itamaraty, utilizando el mismo sigiloso sistema en complicidad con los funcionarios superiores y el mismo presidente Federico Franco, nuevamente pretende burlar al pueblo paraguayo con el manejo secreto de las negociaciones con esta empresa que intenta instalarse en el Paraguay como ave de rapiña, para secuestrarle a precio miserable la mayor riqueza natural existente hoy en el planeta como lo es la energía hidroeléctrica”.
Entrega
Cabe recordar que mediante el Tratado de Itaipú se formalizó la entrega gratuita al Brasil de la totalidad de nuestro excedente
(*) Autor de los libros Itaipú una apropiación indebida e Itaipú una victoria bien brasileña.

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