lunes, 10 de noviembre de 2014

Atrapado sin salida

10 de Noviembre de 2014

 

En las garras del crimen organizado

 
El 18 de octubre de 1970, con la captura de unos 43,5 kilos de heroína en el aeropuerto de Miami, se inauguraba oficialmente la “narcopolítica” en Paraguay. En efecto, los contrabandistas responsables del ilícito eran altos funcionarios paraguayos estatales protegidos por el Gobierno. Exigido por los Estados Unidos, que amenazaba cortar la ayuda económica y militar al Paraguay, en 1971 fue extraditado a los Estados Unidos Auguste Ricord, conocido narcotraficante internacional.
En junio de 1973, la revista “Selecciones” publicó una nota de investigación realizada por el reconocido periodista Natahm Adams titulada “Tráfico de heroína en Iberoamérica”, en la que relataba el caso Ricord. En la publicación se mencionaban los negocios turbios de Rodríguez, Colmán, Montanaro y Pastor Coronel. Por presión del mismo Rodríguez, los números no pudieron ingresar al país clandestinamente. El rumor de la censura corrió enseguida por todos lados y muchas personas viajaron a Clorinda a comprar un ejemplar, ya que en Argentina la edición había sido distribuida.
Coincidentemente, por aquellos tiempos, el Oscar fue entregado a la película “La conexión francesa”, con la actuación de Gene Hackman y Fernando Rey. Este último interpretaba al narcotraficante Alan Charnier, personaje inspirado en Ricord. La cinta trataba las peripecias del detective “Popeye” Doyle (Hackman) cuando detectaba un importante cargamento de heroína que llegaba a Estados Unidos proveniente de Marsella.
Después de los sucesos de 1989, uno de los principales responsables del ilícito mencionado por Adams, blanqueado por la comunidad internacional, logró ejercer la primera magistratura del Paraguay.
Las posteriores administraciones políticas que le sucedieron, todas ellas inficionadas por la producción, la comercialización y el tráfico de drogas y afines, siguieron sin solución de continuidad. No obstante, con el asesinato del valiente periodista Pablo Medina y su joven acompañante, eclosionó la magnitud del narcotráfico en el Paraguay.
El 4 de noviembre de 2014, el enviado del presidente Obama, Alex Lee, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, de visita en nuestro país, alarmado por el suceso lamentó el asesinato del periodista Pablo Medina y dijo en una entrevista con ABC Color que el Gobierno debe estar en condiciones de llevar ante la justicia a los culpables. Comprometidos hasta el tope permisible, políticos, magistrados, fiscales, fuerza pública, entre otros, inmersos en el crimen organizado, manipulan al Estado paraguayo. Faltos de pudor ostentan su mal habidas fortunas, que también sirven para la compra de votos, para pervertir la política haciendo tabla rasa de la democracia para arrodillar la República a sus nefastos intereses.
El 3 de noviembre pasado, el editorial de ABC Color señalaba a sus lectores que “La ‘narcopolítica’, de la que hasta ahora se hablaba bastante pero no se sabía mucho, comienza a dejar ver sus primeros tentáculos. La olla que se está destapando nos está mostrando cuán profundamente los grandes criminales lograron penetrar en las estructuras del Estado y de la sociedad, en lo que toca, específicamente, a las organizaciones políticas. La ciudadanía, una vez más, tiene en sus manos la posibilidad de enderezar este rumbo por el que nos condujo la narcopolítica. Deberá vigilar atentamente desde ahora a quienes se postulan como candidatos para las próximas elecciones municipales, y denunciar a los sospechosos de ser delincuentes, traficantes, corruptos, ladrones de dinero público. La limpieza moral de esta democracia debe comenzar por la base. Nunca más votar por un candidato bandido”.
Tal vez con la muerte de Medina y de la joven Antonia Almada, con absoluto repudio de la ciudadanía, se pueda iniciar el proceso que recupere al país de las garras del crimen organizado, lo que indudablemente significará una segunda independencia para el Paraguay.
juanatoniopozzo@gmail.com

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