El Brasil es el quinto país de mayor superficie territorial en el mundo. Solamente Rusia, Canadá, China y Estados Unidos lo superan. Inicialmente con menos de 2.000.000 km2, con su política expansionista logró una superficie de 8.511.965 km2, ocupando en la actualidad el 47,3% de la superficie de América del Sur.
- En una publicación del Centro de Estudios Internacionales, “El Brasil y la recomposición de la geopolítica latinoamericana en los primeros años del Siglo XXI”, el doctor Carlos Federico Domínguez Ávila, dice que el Brasil encara un proyecto sudamericano que implica una afirmación de la idea de América del Sur como región específica y prioritaria en la formulación e implementación de su política hemisférica y global. No obstante, Domínguez Ávila resalta que “… la emergencia hemisférica y global del Brasil no deberá lograrse a costa o en contra de los intereses y las necesidades de otros países latinoamericanos y caribeños”. El proyecto sudamericano brasileño, señala, implica una reconfiguración geopolítica latinoamericana aunque existen otros proyectos como la Alternativa Bolivariana para las Américas, la Asociación de los Estados del Gran Caribe, el Plan Puebla-Panamá, etc.
El plan brasileño, según el doctor Domínguez Ávila, es “…de una iniciativa audaz, osada creíble y de largo plazo” que se destaca por su pragmatismo que puede privilegiar proyectos conjuntos de infraestructura económica, sin ser amenazador ni violento.
“Consecuentemente se trataría de una propuesta de hegemonía suave, aunque normalmente no es presentada como tal por las autoridades brasileñas. Falta, entre tanto, terminar de convencer a la mayoría hasta ahora poco interesados vecinos sobre sus bondades. Brasil necesitaría ser mucho más generoso y luchar contra no pocas suspicacias y desafíos. Todo ello sin olvidar que la emergencia del Brasil como gran potencia mundial del siglo XXI no podrá ser alcanzada a costas o en desmedro de sus vecinos más inmediatos o más distantes”.
Es evidente –indica- que en su proyecto estratégico Brasil da por sentado su magnitud geográfica y su liderazgo en Sudamérica y “…es cada vez más frecuente observar el entusiasmo de la elite diplomática brasileña por su dimensión geográfica y las consecuencias de ello derivadas en lo concerniente a su inserción internacional y geopolítica. Tal vez la más reciente iniciativa en esta línea haya sido la creación en septiembre de 2004, de la Comunidad Sudamericana de Naciones (CASA), después de intensas actividades de diplomáticos brasileños y de otros países”. Es importante señalar, que la Comunidad Sudamericana de naciones fue renombrada en el año 2007 como Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).
“Acontece –señala- que en el subsistema específicamente sudamericano Brasil sería la potencia dominante. Este sería el escenario donde resaltarían más visiblemente las perspectivas y capacidades económicas político-militares, y en menor medida simbólico-culturales brasileñas”.
Con respecto a la presunción de liderazgo, Domínguez Ávila, comenta que aparte de los problemas domésticos en el ámbito regional persiste la impresión de que se trata de una región que debe mantenerse libre de hegemonías. La mayoría de los países de América del Sur no son reconocidos únicamente por su circunstancia geográfica. Méjico, los centroamericanos y los antillanos objetan el carácter desagregador del proyecto sudamericano brasileño pudiendo ser Méjico un competidor extra regional del proyecto brasileño.
- Durante el Gobierno militar (1964-1985)
1) La marcha hacia el Este
Con el golpe del 1 de abril de 1964 y la institucionalización del régimen castrense, los proyectos expansionistas de la Escuela Superior de Guerra, especialmente la tesis de Golbery do Couto e Silva, se transformaron en la estrategia oficial de Itamaratí.
La consolidación de la frontera del este y el establecimiento de la frontera atlántica se constituyeron en una constante en los pronunciamientos diplomáticos y militares brasileños. Gibson Barboza, ministro de Relaciones Exteriores del general Emilio Garrastazú Médici, afirmaba que después de las fronteras ideológicas, ya aplicadas plenamente en la vecindad, ahora correspondía “vivificar las fronteras del este, nuestras relaciones con los vecinos de oriente, de los cuales estamos separados por los fáciles caminos naturales del océano Atlántico…”
En el año 1952, el general Golbery do Couto e Silva, siendo docente en la Escuela Superior de Guerra, proponía la tesis del “destino manifiesto” del Brasil sobre el Atlántico Sur “…porque este no choca en el Caribe con el de nuestros hermanos mayores del Norte…”
Con el propósito de descartar a la Argentina en el control del Atlántico Sur enfatizaba “…mientras entre nuestros vecinos hispano americanos recrudece no disfrazada una oposición a los Estados Unidos, que se enmascara en la ‘Tercera posición’… Brasil está en condiciones superiores, por su economía no competitiva, por su larga y comprobada tradición de amistad con los Estados Unidos…”
En apoyo a su tesis el geopolítico brasileño proponía una alianza entre Brasil y Estados Unidos “…que reconozca la estatura de Brasil en esta parte del Océano Atlántico, poniendo fin a la política bifrontal y acomodaticia en relación a nuestro país y la Argentina…”
La gran preocupación de Couto e Silva se centraba en la posibilidad que el enemigo, el imperialismo comunista, pudiese instalarse en el litoral africano frente a Brasil. La fórmula encontrada, a partir del año 1971, fue la construcción de la Comunidad Afro-Luso-Brasileña con lo que Brasil integraría a Portugal a su economía y por su intermedio, ingresar al Mercado Común Europeo. De paso, heredaría las colonias lusitanas en África: Guinea- Bissau, Angola y Mozambique. Con este giro, cambiaba drásticamente la política brasileña, que desde 1964, se manifestaba anticolonialista y antirracista.
Con la Revolución de los Claveles del 25 de abril de 1974 y el radicalismo de los militares lusitanos en el poder, se descartaba prácticamente la puesta en ejecución de los proyectos brasileños, en especial el de la Comunidad Luso-Afro-Brasileña.
Las esperanzas del régimen militar brasileño resultaron vanas frente a los protagonistas principales del proceso de independencia de Portugal: los revolucionarios africanos y quedó patente que el proyecto de comunidad era una utopía promovido por el régimen que gobernaba Brasil.
2) La marcha hacia el oeste
Raúl Zibechi nos narra, en “El difícil camino hacia el multilateralismo”, que la marcha hacia el oeste del Brasil comenzó apenas pusieron pie en tierra los primeros portugueses que rápidamente desbordaron los 600 kilómetros, desde la costa Atlántica hacía el oeste, que fijaba el Tratado de Tordesillas (1494) entre España y Portugal. La impresionante expansión, que alcanzó las faldas de la cordillera andina y la cuenca del río de la Plata, fue encabezada por los colonos de San Pablo organizados en bandeiras en busca de esclavos indios, oro y piedra preciosa. De la mano de los bandeirantes, fueron cobrando forma las fronteras que a partir de 1822 perteneció al Brasil independiente.
Sigue diciendo Zibechi, que a la Amazonia -un inmenso desierto verde lejano y de difícil acceso- lo definía Couto e Silva como el Brasil marginal, aun a mediados del siglo XX, que habría que incorporar a la nación.
Entre 1850 y 1950 la superficie del Amazonas se duplicó a costa de sus vecinos: Bolivia, Perú, Colombia y Venezuela. Cita como ejemplo, que solo en la guerra de la Triple Alianza (Argentina, Brasil, Uruguay en contra de Paraguay) en 1865, Brasil se quedó con 90.000 kilómetros cuadrados de Paraguay.
Zibechi observa que “la expansión siguió creciendo, en lo fundamental, un proceso poroso e irregular para el cual fue necesaria más que la fuerza militar el poblamiento de regiones solitarias y la desobediencia sistemática de la legislación internacional”
Otro ejemplo, es la incorporación al Brasil del territorio del Acre boliviano en 1904. También indica, que fue durante la dictadura militar nacida del golpe de Estado de 1964 cuando la ocupación de la Amazonia, combinada con la revitalización de las fronteras se convierte en una política de Estado de la mano Couto e Silva. Desde Getulio Vargas, en 1930, la política de la expansión y el desarrollismo se concretó con la fundación de Brasilia en 1960. En 1966, se declara a Manaos como zona franca y en 1970, se concibe la construcción de dos grandes carreteras junto a un vasto plan de colonización.
3) Las fronteras vivas
Raúl Zibechi describe, que para Couto e Silva el concepto de fronteras vivas se resumía en que si de un lado existe un país con alta densidad demográfica y desarrollo económico y al otro lado un país de escaza población y pobre, la frontera no existe.
Uno de los geopolíticos brasileños, el capitán Mario Travassos, también sostenía, en su libro “Proyección continental del Brasil (1935)”, que el triángulo formado por las ciudades bolivianas de Santa Cruz, Cochabamba y Sucre sería decisivo para el control del continente y quien dominase ese triángulo dominaría América del Sur.
|
Golbery do Couto e Silva, foto extraída de google image.
|
En sintonía con el general Golbery do Couto e Silva, el embajador Álvaro Teixeira Soares, ex jefe de la División Fronteras del Ministerio de Relaciones Exteriores, en su libro “Historia de la formación de las fronteras de Brasil”, comenta que la frontera es un concepto dinámico que avanza y retrocede según las circunstancias, siendo algo vivo que ejerce presión natural sobre la frontera económica y demográficamente más débil.
En resumen, comenta Zibechi, “si de un lado existe un país con alta densidad demográfica y desarrollo económico y al otro lado un país de escaza población y pobre, simplemente la frontera no existe. Ella va siendo empujada”
“Según estos autores –dice Zibechi- la frontera paraguaya con Brasil retrocedió 100 kilómetros en la últimas décadas. En esa faja viven 400 mil brasileños expulsados de Río Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná que se convirtieron en instrumentos de los planes expansionistas de los militares brasileños”
4) El autor de “Brasil. El difícil camino hacía el multilateralismo”, señaló también que “Un siglo atrás el barón de Rio Branco, el canciller que diseñó la política exterior de su país para el siglo XX, dijo que ‘Brasil no debe quedarse en la obra hecha, sino que debe llegar hegemónicamente al Pacífico’. Cincuenta años después, el principal estratega del país, el general Golbery do Couto e Silva, apuntaba en la misma dirección: ‘Para Brasil en la hora actual hay un solo camino: agrandarse o perecer’. A comienzos del siglo XXI la nación más poderosa de Sudamérica va camino de realizar su sueño geoestratégico, no a través de la conquista militar sino mediante grandes obras de integración regional y la expansión de sus principales empresas; a la par, su participación al frente de una importante misión de paz le permitiría acceder al deseado reconocimiento como potencia mundial, que puede traducirse en un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU”
- La disuasión y la actual política de defensa brasileña
En la publicación de la revista de audiencias públicas del Senado Federal de marzo de 2012, “En Discusión”, se puede visualizar el nuevo enfoque de la defensa nacional del Brasil que intenta maquillar su ambición hegemónica.
1) En efecto:
El descubrimiento de grandes reservas de petróleo en el pre-sal, formación geológica submarina en aguas muy profundas del océano Atlántico por debajo de una capa de sal, que permitirá que el país pueda incrementar su reserva de 14.000 millones a 80.000 millones de barriles y posicionarlo del decimo sexto lugar al octavo en la lista de naciones con mayores reservas petrolíferas del mundo;
La magnitud de su territorio;
La riqueza de la Amazonia con un quinto del agua dulce planetaria y el 15% de todas las especies animales y vegetales conocidas conforman un respetable potencial económico que pueden peligrar por acciones internacionales en pro de la defensa de los pueblos originarios que habitan en la región poniendo en discusión la soberanía brasileña.
En ese contexto, la Comisión de Relaciones Exteriores y de Defensa del Senado, los especialistas civiles y militares concluyeron que la estrategia de la disuasión solo será eficaz con una estructura de defensa “fuerte moderna e integrada, capaz de desestimular y, en una segunda etapa, repeler eventuales ataques externos”. En otras palabras es necesario fortalecer las Fuerzas Armadas. El mensaje de la política de disuasión que el Brasil está decidido a implementar es: “Si quieres la paz prepárate para la guerra”
2) Paraguay y Bolivia, potenciales riesgos
Dentro de esta política diseñada para defender su riqueza, la frontera con Paraguay y Bolivia, dos países mediterráneos que tienen intereses compartidos con el coloso vecino, son considerados áreas de tensión y potenciales riesgos, particularmente por el gas boliviano y la energía de Itaipú, “una vulnerabilidad de la seguridad nacional brasileña sujeta a las mudanzas políticas de Bolivia y Paraguay”.
(*) Autor de los libros "Itaipú, la apropiación indebida" e "Itaipú, una victoria bien brasileña".