domingo, 30 de octubre de 2016

La falta de patriotismo impide reivindicar Itaipú

30 DE OCTUBRE DE 2016


El país necesita de ciudadanos informados, críticos, pensantes

a. Breve recuento histórico
“Aquel que no conoce la historia, está condenado a repetirla” ya advertía Napoleón Bonaparte (1769-1821).
Si no reflexionamos sobre lo que ha sido nuestro pasado, si no recordamos lo que hemos hecho o dejado de hacer vamos a repetir nuestros errores. De ahí la necesidad de ciudadanos informados, críticos, pensantes que reflexionen sobre la situación actual como única forma de mejorar nuestro país.
Para construir Itaipú cedimos el salto del Guairá aceptando su condominio con el Brasil. La división en partes iguales de la producción energética, acordada en el Acta Final de Foz de Yguazú de 1966, para desgracia del Paraguay y beneficio de Brasil, fue modificado en el Tratado de Itaipú de 1973.
Itaipú, desde el 2002, en vez de potencia comercializa energía. Con esta maniobra la empresa hidroeléctrica vende a las compradoras una energía que denominaron adicional a la garantizada. Una energía libre de todo compromiso con el costo del servicio de electricidad.
Con el dinero así obtenido, fuera de las previsiones del Tratado y que no ingresa en las arcas estatales, Itaipú obtuvo, solo en el año 2015, más de 76 millones de dólares. Para encubrir esta anormalidad apeló a otra más grave. Desde el año 2005, los órganos de administración de Itaipú modificaban de hecho la misión impuesta por el Tratado, agregándole la cuestión social y ambiental a ser atendidas por los cuestionados “Gastos Sociales”.
b. Situación actual
En el 2023 está prevista la cancelación de la sobredimensionada deuda que según el Informe Sachs ya fue suficientemente honrada. No obstante, esta solo sirve para oxigenar, no al pueblo brasileño, sino a la sospechada de corrupción, la multinacional Eletrobrás.
La revisión del Anexo “C”, numeral VI, respecto a la prestación de los servicios de electricidad, si no varía el programa de pagos encontrará la deuda cero, que significa dos cosas:
1. Partir entre los dos países la cuota anual de la deuda (US$ 2.000 millones anual) manteniendo invariable la tarifa de la potencia contratada de US$ 22,60 el kilovatio mes.
2. Disminuir el costo anual del servicio de electricidad de US$ 3.291 millones a US$ 1.291 millones para que la tarifa mensual de la potencia contratada sea unos US$ 8,7 el kilovatio mes.
3. Brasil, mientras no consiga otra fuente tan pródiga, no está en condiciones de devolver la energía paraguaya que mueve la industria de San Pablo y el turismo de Río de Janeiro. De cumplirse estas realidades, sostenidas por la invariable diplomacia brasileña del hecho consumado desde 1494 (Tordesillas), solo restará al Paraguay lidiar por un precio justo por su excedente energético, del que se apropió indebidamente nuestro socio condómino.
Encontrar la solución que responda a los intereses nacionales es responsabilidad, principalmente, de los especialistas.
(*) Resumen de la exposición en la Casona Julio Correa de Luque.

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